Obra perdida durante los últimos cien años, esta edición crítica del Arte para componer en metro castellano de Jerónimo de Mondragón (ca. 1560 – d. 1617) descubre para la crítica especializada un pequeño tesoro literario del Siglo de Oro, cuyo valor se debe tanto a su extraordinaria rareza bibliográfica, como al modo de plantear e ilustrar los preceptos de la métrica castellana.
Pensada en principio como un manual para los estudiantes de las escuelas de gramática en las que Mondragón impartió clases durante muchos años, la descripción fundamental de los principios básicos de la métrica castellana viene aquí acompañada de un conjunto de poemas ejemplares, que constituye un verdadero y completo cancionero de intención moralizadora en una personal y original mezcla de tintes erasmistas y contrarreformistas, que le sirve a su autor para realizar una sátira mordaz de los males de la sociedad de su tiempo.
El Arte para componer en metro castellano trasciende así su condición de manual de versificación, para convertirse casi en un tratado moral en verso, semejante a otras obras morales de este mismo autor, como sus Ratos de recreación (1588) o su Censura de la locura humana (1598). Muchos de los motivos desarrollados en estas tres obras los hallaremos después en la que fue con toda probabilidad su obra más ambiciosa, el Quijote apócrifo de 1614, que Jerónimo de Mondragón firmó con el seudónimo de Alonso Fernández de Avellaneda, según la tesis defendida por Pérez Pascual en Aqueste es Avellaneda. El Quijote apócrifo y las otras obras de Jerónimo de Mondragón (Círculo Rojo, 2020).