Un mundo nuevo ha surgido tras el esquema bipolar que presidió la segunda mitad del siglo XX. Como secuela del vigor del capitalismo de mercado, de la cooperación internacional y de la globalización, ha habido un imparable desarrollo y ascenso del Sur, del segundo mundo y de otros focos de civilización. Tal desarrollo, favorable a quienes ocupaban lugares subordinados, configura hoy día un mundo multipolar, no reducible a una nueva versión bipolar con China y EE. UU. como protagonistas exclusivos. El autor analiza, tras esta premisa, las realidades y los proyectos, las condiciones y los contextos, las fortalezas y las debilidades de distintas regiones mundiales en orden a organizar este mundo multipolar. Persuadido de que las cuestiones más importan-tes a las que nos enfrentamos requieren una dimensión regional homologable a la que ya gozan EE. UU. o China, explora las posibilidades que se ofrecen en el mundo actual. Hay una urgencia por compensar una globalización sin freno e impugnar una concentración desmedida del poder económico, capaces de doblegar las naciones y dificultar sobremanera la cohesión a la que deben atender. Como la hay de enfrentar el cambio climático y la insostenibilidad ambiental sobrevenidas, hasta ahora, sin res-puesta suficiente. Tales desafíos requieren nuevas soluciones regionales inspiradas siempre en la cooperación entre naciones y en las fórmulas federales capaces de alumbrar nuevos poderes estratégicos.