Un amigo psicólogo me dijo en una ocasión que si el resultado de todo discernimiento es atender a lo que tu corazón te ordena, sin duda es la decisión correcta… Este relato es producto de ello. Inconsciente y aletargado durante gran parte de mi vida, ahora siento que no pudo ser de otra forma, todo cuanto os relato forma parte de un despertar, de una liberación. Hoy me miro al espejo y vuelvo mis ojos a cómo fue mi vida, sin juzgar a nadie… Os puedo asegurar que nadie mejor que yo para saber cómo la sentí, cómo la viví, como desaprendí todo lo aprendido, y cómo me convertí en el conductor de la vida que siempre quise vivir.En este tránsito de la ceguera a la luz… aprendí, me nutrí, me acerqué a la espiritualidad en busca de repuestas. Mi vida una y otra vez en forma de acontecimientos se había encargado repetidamente de alertarme de que todas las respuestas estaban dentro de mí, pero no me daba cuenta…El dolor y la soledad fueron mis grandes maestras en esta gran transformación, ellas propiciaron que escuchase de una vez por todas a mi interior.¿Es necesario el dolor para dejar de sufrir…? Como Siddharta Gautama, el Buda, dejó escrito, el dolor es inevitable pero el sufrimiento no, y yo… saturado, desde la aceptación, sencillamente… decidí dejar de sufrir.Al desprenderte de los ideales, de las creencias limitantes… te liberas del sufrimiento y los reemplazas por un único propósito: el propósito de… ser feliz.Una historia de ceguera, de dolor, de sufrimiento, de silencio, de soledad, pero también de aprendizaje, de superación, y de despertar espiritual, salpicados de acontecimientos extraordinarios… Pero, sobre todo, La luz que buscas es la que te sigue trata de una gran historia de amor…