Las condiciones excepcionales del avance de la pandemia y del período de confinamiento que hemos vivido en la primera mitad del 2020 han ofrecido un panorama que invitaba a la observación, la fluidez de reflexiones y el acompañamiento de la inspiración en la música y la literatura.
Asimismo, la sensibilidad por las ausencias que se han ido produciendo, no por previstas menos dolorosas, ha sido un motivo mayor para poder reflejar, en esa coyuntura especial, el estado anímico de lo irremediable y el peso de la memoria.
A pesar del título, no se trata propiamente de una recopilación de diarios íntimos, aunque toda literatura pueda dejar escapar algún trazo de lo personal. Son brotes de la conciencia y relatos de lo sentido entre las paredes del día a día señalados en el calendario; un cosquilleo plasmado en papel, tal cual ha salido del lápiz.