Javier García Arias (París, 1977), hijo de la emigración. Agricultor de manos callosas, director de despacho con sofá, investigador por cuenta ajena, camarero de chiringuito, socorrista de aguas tranquilas, voluntario en mil batallas, payaso de cumpleaños, bodeguero de vocación, tabernero de continuación y cabeza inquieta de profesión. Creador de lo increable, soñador con insomnio y escritor debutante que propondría multar al que diga «no hay de lo mío».
Se encuentra con el parón de la COVID-19 y narra el día a día de un confinamiento que no entiende y que no estaba preparado para recibir, pero al que no le queda más remedio que enfrentarse.
Historias, reflexiones y anécdotas cotidianas que hicieron reír, llorar y reflexionar a todas las personas que durante el confinamiento seguían su diario y finalmente ayudaron a financiar la publicación del mismo a través de un proyecto de micromecenazgo