He aquí mis convulsiones, mis latidos; algunos de mis más grandes dolores, amores y vacíos. Mi materia fecal intentando ser poesía. ¿Quién dijo que la poesía solo puede ser estética? ¿Quién dijo que la poesía solo se escribe? También se vive, se hace, este es mi agujero negro, mi cosmos, mi paroxismo, mi jodida desolación, mi vida y mi muerte. Mi tristeza la convertí en cerveza, mi soledad es una extensión de la humanidad… ¿Por qué vine yo a nacer? ¿Quién me sacó de la nada? ¿Con qué derecho lo hizo? ¿Qué pecado o qué mal acometí para nacer? ¿Dónde quedó mi libertad, mi deber y mi derecho de decidir, de elegir? ¿Por qué por lo menos no me preguntaron si quería yo vivir? ¿Quién vulneró mis derechos si es que los tenía?
Esto es un grito de auxilio, de socorro que va dirigido a ella, grito su nombre con desesperación para que me dé una contestación, pero le grito a la nada, al silencio. Esperando sin esperanza un mensaje suyo, esperando con desesperación poder escuchar su voz, poder ver el arcoíris de su sonrisa; que la perdono y que me perdone que yo no logro perdonarme, ella era mi último aliento, mi última razón para vivir, ahora estoy vivo por inercia.
Soy un pigmeo, una vida inerte, una sombra invisible, un accidente de la existencia.
Soy una mentira verdadera,
soy una verdad mentirosa,
un desaliento alentado.