Su nombre es acaído. Castreño de corazón y con rostro medieval. CASTRO VERDE, matrimonio de palabras con dos grandes atributos: inmanencia de la Historia y hechizo del Paisaje que sitúa a su condado en el concierto del mundo.
La Fortaleza conjuga el vigor de regios castros y el furor de legendarios caballeros. Por los ojos de sus muros acierta a avistar esas escenas heroicas que nos permiten soñar con su antiguo historial: la prodigiosa memoria de este pueblo señorial.
Llamada Mira Fermosa por aquellas gentes de viejo, sobre su piedra labró la figura de un guerrero; mas siempre para sus siervos se disfrazó de gaitero. Y cuentan que acompañó a la Virgen del Castillo, en la fiesta en que regresa a lo alto de la villa, con grandes fastos y antorchas para alumbrar el camino de vuelta a su ermita.
También es índice erecto, firme puño retador, ante la falsa mirada de los que ocultan su honor: castillo de Castros de Lemos, con círculos en su escudo, y de los lobos de Ossorio o de Moscoso, y de torres de Altamira.