Este libro no es más que un recopilatorio de poesías, largas y cortas, de sentimientos fluidos y lugares inacabados. Es el testimonio de vidas irreales, de paisajes nunca vistos que recorren un camino inexistente. Es la culminación de años disfrutando de la imaginación y de la observación de la belleza, es la salvaguarda de letras infinitas y el salvoconducto de una realidad podrida. Es la esperanza de una humanidad que quiere destruirse pero que no lo logra. Nos evadimos de la triste y abandonada humanidad, del sistema artificial que nos rodea. Es nuestra manera de gritar al mundo que estamos vivos y que vamos a impedir este suicidio colectivo que pretenden hacer las letras. Es la sinceridad en forma de párrafos y versos, la búsqueda de algo parecido a la belleza y la perfección. Pues, ¿quiénes seríamos si no cumplimos con el deber de obedecer a nuestros deseos y pensamientos? Nadie. Y aquí demostramos precisamente lo contrario, que vivimos y que formamos parte de este mundo que pretendemos cambiar. Bajo el lema de insistir, persistir, resistir y, por supuesto, nunca desistir, aparece un libro diferente, que conjuga diversos y variados estilos a la hora de escribir y que por ello, quizá, sea especial y diferente. Esos estilos se deben a las diversas influencias que generan nuestra originalidad. Este libro está dedicado a las letras desordenadas que ordenan nuestro mundo, a los sueños, que son para siempre, y a los guardianes de la belleza para que esta nunca muera como sí lo está haciendo el mundo que conocemos. Creemos necesaria la poesía y su belleza para explicar la realidad de las almas y evadir la tristeza del mundo. Es la apuesta de la belleza espiritual la que no se resigna y se condena a desaparecer, sino que más bien se eleva hacia lo más alto con cien mil gargantas mudas que, lejos de gritar, se imponen con maestría en el cielo para que los locos y apasionados seguidores de lo bello podamos entender la alegoría de los hombres que a fin de cuentas marchan sobre su propio destino sin importarles las cadenas esclavas que les quieran imponer. Gabriel González Díaz, 22 años, poeta, escritor, humorista y doblador de voces.