Tiempo de posguerra en la España del siglo XX. En la costa norte, entre un mar de ensueños y de infortunios y una montaña severa y protectora, Juan va desgranando las penalidades a las que se ve sometido a lo largo de su vida, dentro de una de esas familias que bregan a diario para procurarse un sustento esquivo, que le permita sostenerse un día más. Golpeado por la adversidad, entre los enredos y la corrupción de algunos de sus conciudadanos y una pobreza que rinde el coraje de cuantos la sufren, su destino queda sellado por una serie de acontecimientos que terminan por desarbolar todo intento de superación. Un asesinato cometido por el protagonista, su huida y encuentro con el «maquis», su detención en Francia y posterior liberación —que lo envuelve en una trama deshonrosa—, el ensañamiento con el que son tratados sus familiares directos, los entresijos de la política y el buen hacer de algún funcionario configuran un drama social del que muy pocos de sus miembros salen ilesos.
En medio de todo ello, unos trazos de afecto, la huella de algunas instituciones, el determinismo subyacente y la confrontación de unos caracteres multiformes, envueltos en la bruma del Cantábrico, delimitan cuidadosamente la biografía de unos personajes encajados entre la angustia, la soledad y la ironía, presos de sus ambiciones, de la ignorancia y de la miseria, en una época de mediocridad que no permite demasiadas ilusiones, donde las quejas en voz baja solo producen desagrado, y donde la voluntad de los figurantes a duras penas se abre camino entre el amasijo de acontecimientos.