¿Qué le llevó a escribir Un macroscopio para el siglo XXI?
La idea de embarcarme en la escritura de este libro surgió en un retiro de diez días con trabajos de silencio e introspección. En realidad la estructura del libro comenzó siendo un cuaderno de notas donde iba resumiendo y estructurando algunas visiones sobre el mundo. En ese momento empezaron a encajar unas piezas con otras formando un propósito y una estructura coherente, como si fuese un mapa mental.
¿Qué es un macroscopio? ¿Cómo se le ocurrió esta idea?
Tengo que decir que ni la palabra ni el concepto son originales míos. Joel De Rosnay ya escribió en los setena El Macroscopio, donde habla con profusión de la visión sistémica y la aplica a la ecología, a la economía y a la sociedad. Mi idea fue ampliar y actualizar esa idea con otras macrovisiones más allá del campo de la Teoría de Sistemas, como son la Big History, sumando visiones globales desde puntos de vista no solamente científicos, sino también filosóficos, integrales, axiológicos, humanistas e incluso míticos y transpersonales. Un macroscopio entonces podría ser un instrumento «mental» con el propósito de captar lo amplio, lo universal, lo complejo. Sus partes, a modo de ajustes y controles podrán ser todos estos enfoques mencionados.
¿Qué opina de algunos movimientos neoluditas que reniegan de los avances tecnológicos?
Mi opinión no es muy positiva. Creo que el neoludismo es un exponente más de los excesos de cierta actitud posmoderna deconstructora o «mal meme verde», como lo denomina el pensador estadounidense Ken Wilber, muy citado en este libro. En determinados capítulos entro en la crítica en concreto hacia este tipo de enfoques, algunos caracterizados por ser biocentristas, regresivos y antihumanistas. La historia nos muestra que el ser humano siempre ha superado las crisis, empezando por el paleolítico, yendo más allá de lo natural, hacia lo intencional. Obviamente, eso no quita para que el problema medioambiental, a más de otros problemas sociales (el hambre y las guerras, sin ir más lejos), deban ser enfrentados y superados, y la naturaleza cuidada y respetada, pero son ese tipo de falsas antinomias las que intento desmontar en el texto.
Entendemos que es importante no desvelar nada de los inquietantes derroteros a los que conduce la obra, pero, si le parece bien, ¿nos podría comentar si cree que existe futuro para la humanidad y el planeta?
Por supuesto que sí. Digamos que mi visión es optimista al respecto, pero no creo que sea ingenua. Se habla en determinado capítulo de los conceptos de singularidad y transhumanismo. Todo parece indicar que nos encontraremos muy pronto con un cuello de botella sistémico al que debemos dar una respuesta desarrollando y aplicando inteligencia colectiva. Obviamente, son condiciones que actualmente no se están dando, lo que nos obliga a dar un salto cualitativo si queremos superar ese recodo.
¿Cómo recomendaría Un macroscopio para el siglo XXI a sus potenciales lectores? ¿Cree que es un libro para iniciados o es apto para cualquier tipo de lector?
Les diría que es un libro que tal vez le puede ayudar a ampliar o completar su visión de la realidad, de la humanidad, o simplemente a hacerse algunas preguntas. ¿De qué trata? Realmente de todo, o de casi todo, desde un punto de vista global, por lo que quizá habrá más de una parte que le resulte atractiva. Origen del universo, de la vida y del ser humano, historia, ciencia, mitos, valores, crítica de la actualidad y del estado de la democracia, futuro tecnológico, tipos de espiritualidad, etc.
No creo que haya que ser iniciado en nada para disfrutar de su lectura; está destinado a cualquier lector medio mínimamente interesado en ampliar su visión del mundo. He tratado de hacer el libro accesible, didáctico, para lo cual incluyo un centenar de gráficos e ilustraciones y apéndices ampliatorios a modo de «fichas». Por otra parte, cada uno de los cinco «cuadernos» es de temática y estilo muy distinto. Es verdad que hay capítulos que quizás contienen muchos datos científicos, aunque no forman parte del núcleo temático de la obra. Otros capítulos, debido a su carácter sintético, quizá pueden resultar algo densos y exigir una segunda lectura o pueden ser usados como futuro material de consulta.
¿En qué género clasificaría Un macroscopio para el siglo XXI?
Ciertamente, más allá de la categoría genérica de «ensayo» o «no ficción», la obra es de difícil clasificación. Podría ubicarse en muy diferentes estantes de una librería, tal vez como «Divulgación científica», «Historia», «Antropología», «Filosofía», «Opinión», o incluso otras.
¿Se atrevería con otro género literario?
Sí, ¿por qué no? Este libro, en algunos pasajes, incluye algunos trazos de narrativa más creativa, aunque actualmente estoy más centrado en el ensayo. Tal vez, en un futuro, y en línea con esos pasajes, me anime con una continuación de esta idea desde el enfoque de la ciencia ficción, por ejemplo.
¿Algún proyecto en ciernes?
Varios, aunque no circunscritos exclusivamente a lo literario, más allá de lo dicho antes. Estoy desarrollando actualmente un juego de mesa colaborativo. También estoy actualizando una conferencia multimedia sobre música y astronomía llamada «La música de las esferas», donde conjugo ese tipo de intereses. En el futuro tengo pendiente completar la composición de mi segundo álbum de música instrumental y también el desarrollo de una breve aplicación de realidad virtual que tiene como tema el mundo de las formas geométricas y el registro interno que producen.
¿Cuáles son tus principales influencias literarias, filosóficas y artísticas?
En narrativa de ficción, mis grandes referentes podrían ser Hermann Hesse, Paul Auster, Italo Calvino y Jorge Luis Borges; y dentro de la ciencia ficción, Philip K. Dick, entre otros. En el mundo del arte me inspira la música de Bach y Mahler, los grabados de Escher y la pintura de Velázquez, Renoir, Dalí, Magritte, Rothko…
Si me circunscribo a la temática de la obra, que creo que es lo que interesa aquí, el pensamiento que se trasunta en todo el texto es a la vez humanista, integral, científico, sistémico y transpersonal, tomando como referencias principales a Ken Wilber y a Mario Rodríguez Cobos, además de a un puñado de luces del campo histórico, filosófico y científico de amplio espectro, como son Roger Penrose, Jacob Bronowski, Akop Nazaretyan, Joel De Rosnay, Mario Bunge, Carl Sagan, etc.
¿Ha recibido ya algún feedback de los primeros lectores?
Sí, en general son muy positivos, aunque me comentan que la lectura no es ligera y que se trata de una obra que merece más de una relectura y estudio. Otras personas me han dicho que en realidad se trata de cuatro o cinco libros distintos en uno. Quizá la mejor crítica que me han hecho no es tanto acerca del propio texto sino sobre los efectos que produce; a algunos lectores les ha impulsado a tener nuevas ideas o proyectos, o a profundizar en algo, actuando el libro como una suerte de «catalizador».
¿Quién es?
Carlos Rossique (Tetuán, 1960) es ingeniero de sistemas, profesor de Informática y compositor musical. Conjuga en esta polifacética obra su afán didáctico, enciclopédico y transdisciplinar, proponiendo una particular visión integral del universo y del ser humano que podría definirse a la vez como pitagórica, científica, sistémica, humanista y transpersonal, a través de un instrumento mental imaginario: el «macroscopio».