Charlamos con Bárbara Serván Llera, autora de la obra No solo existe el azul, publicada recientemente por Editorial Círculo Rojo.
¿Qué hay de real en esta obra, si es que hay algo?
Me parece excelente comenzar la entrevista con esta cuestión. Digamos que los personajes y los acontecimientos son ficticios. Las calles de los dos pueblos donde se desarrolla la obra, uno español y otro francés, son reales. También es real el lugar donde sucede el accidente que marca un antes y un después, tanto en la novela, como en la vida de la protagonista. Pero, quién haya leído el libro hasta el final, sabrá que todo es una invención. Este baile entre lo verdadero y lo imaginario es la esencia de la novela.
¿Qué nos puede contar de la portada y el título?
Los dos círculos azules separados por el lienzo en blanco y la frase «No solo existe el azul», dan respuesta a la cuestión fundamental que perturba a Deva, la protagonista. Ella pinta los círculos al mismo tiempo que descubre la frase, la cual se convertirá en una especie de mantra, por el significado que adquiere para ella.
No solo existe el azul, además de contar una bonita e intimista historia, tiene mucho de reflexivo y filosófico, ¿verdad?
Sí, eso es. Haciendo referencia a la portada, me gusta decir que hay dos formas de leer la novela. La primera es la de la «pintura», la forma material de leerla, que se centrará más en la historia de los personajes principales y secundarios. La segunda es la del «lienzo en blanco», la inmaterial, que le dará mayor importancia a las cuestiones reflexivas que se esconden detrás de todo aquello. El final con el que se quede cada lector será diferente según su modo de lectura. Por ejemplo, a una persona que haya leído la novela en modo «pintura» no se le ocurriría preguntar lo que usted hizo al inicio de esta entrevista.
En varias ocasiones, a lo largo de la obra, incluye algunas poesías, por cierto, muy buenas. ¿Le llama la poesía?
La adoro, de hecho, mi primera publicación fue una poesía en la revista del colegio. Utilizo este género en la novela para darle más intensidad a algunos acontecimientos, como las especias que utilizamos para realzar el gusto de un plato, dándole así esa gama de colores que permite la poesía.
Su libro cuenta la historia de un viaje, o quizás de dos, si tenemos en cuenta el viaje de autoconocimiento de Deva, ¿no es así?
Incluso de tres, si contamos el que hará el lector o la lectora. La novela puede abrirle puertas que no sabía que tenía cerradas, ese es mi objetivo, acompañarle a que abra algunas puertas.
Si hay algo que llama la atención es la construcción de los personajes, complejos y con mucho de psicológico. ¿Se inspiró en alguien para recrearlos? ¿Le ayudó su profesión?
Un personaje secundario está inspirado en un actor y otro, en una persona real. Los demás son una especie de Frankenstein de gente que conozco y de partes de mí misma. Por supuesto que mis profesiones, tanto de enfermera en psiquiatría como de acupuntora, me han ayudado a comprender al ser humano en profundidad. Cada vez me sorprendo más de lo interesante que es el cuerpo humano y, sobre todo, su mente.
¿Se atrevería con otro género literario?
Quizás pruebe con la novela negra, pero siempre con este toque de reflexión que a mí me gusta. Digamos que no sería solo la resolución del crimen lo importante, sino la psicología del criminal y las cuestiones éticas que derivan del acontecimiento.
¿Algún proyecto en ciernes?
La idea que tengo para la segunda novela se está cociendo. Falta poco para que empiecen a quemarme los dedos cuando no esté escribiendo y deba recurrir a las teclas para remediarlo.
¿Cuáles son sus principales influencias literarias, filosóficas y artísticas?
Me gustan mucho los conceptos que describe Hermann Hesse en sus novelas. También me apasiona el enganche de la prosa de Joël Dicker. Ambos son suizos, de hecho. Como referencias filosóficas tengo muchas, pero digamos que la novela se apoya en el «Pienso luego existo» de Descartes y el idealismo puro. Mi mayor referencia artística es el mundo que percibo con mis sentidos. Todo lo que ocurre es arte para mí, tanto lo bueno, como lo malo.
¿Ha recibido ya algún feedback de los primeros lectores?
Por el momento se han vendido unas doscientas copias, de lo cual estoy muy satisfecha. Sobre todo considerando que vivo en Suiza, lo que hace más difícil la promoción y el envío de ejemplares firmados. Pero los feedback que más me gustan son los audios que recibo cuando la gente termina la novela, «me ha explotado la cabeza con el final», me dicen desconcertados. Recuerdo que, hasta unos días antes de mandarlo a la editorial, el final que tenía era bastante predecible. Por lo que me senté frente al ordenador con la intención de estirarlo como un chicle. Y, para mi sorpresa, de tanto estirar los conceptos, salió algo tan fino que rozaba lo enigmático.
¿Quién es?
Bárbara Serván Llera nace en Mérida (España) el 23 de marzo de 1993. Mujer generosa, valiente y decidida que emprende todos los sueños que le hacen vibrar y los hace realidad generando felicidad a su alrededor. Este libro es otro de esos sueños, en el que se ha volcado más de tres años, que surge de su profundo interés por el funcionamiento de la mente y del cuerpo humano. Enfermera en Psiquiatría de profesión en la Suiza Francesa, formada en Acupuntura, viajera incansable, soñadora y realista al mismo tiempo. La escritura la ha acompañado desde pequeña comenzando con publicaciones de poesía en la revista del colegio. A sus trece años, un desacuerdo con una profesora de literatura la hizo alejarse de la escritura para emprender una vía más práctica. A partir de entonces solo escribe para sí misma, como quién piensa en voz alta, hasta que, a sus veinticuatro años, se lanza a compartir algunos relatos en su blog: enalgunlugardebabilonia.blogspot.com. Sus lectores la convencieron de que era una escritora de calidad y entendió que debía seguir sus instintos y publicar su primera novela. Su ópera prima es como su sonrisa y su mirada, amplias y claras, y no dejará impasible a nadie.