¿Qué hay de real en esta historia?
Esta historia estuvo dentro de mí durante muchos años. Buscaba el contexto para poder escribirla. La historia de Diana es real, fue alguien que yo conocí, y que no se dejó ayudar, porque el miedo la invadía.
Un día de otoño fui de excursión con mi hermano y nos encontramos con un pueblo abandonado. Me impresiono tanto lo que allí vi que al día siguiente ya estaba escribiendo, me brotaban las palabras como una fuente. Estuve tres días escribiendo. Escribía en el autobús, metro, cafeterías, sentada en un banco, en el comedor de mi casa. Cuando tuve mis ideas recogidas en el papel, deje de escribir. Después con los años la fui desarrollando por partes. Y así nació Lagrimas de sangre.
¿Por qué este título?
Diana en un momento de mucho dolor escribe: «A partir de hoy escribiré con tinta roja. Será como si las letras formaran parte de mi sangre, pequeñas gotas de mi sufrimiento, rojo sangre, como hijas de mi corazón herido. Mis lágrimas de sangre».
Las lágrimas que derrama Diana sobre el papel se mezclan con la tinta roja con la que escribe.
¿Resulto duro escribirla novela?
Fue muy duro, lloré mucho. Los escritores hemos de sentir lo que escribimos para poderlo trasmitir al lector mediante las palabras escritas.
Una noche me quede sola en casa para sentir miedo al escribir las páginas de suspense. Mi cerebro se imaginaba las escenas, que me hacían sentir el miedo mientras las escribía. Es fascinante este juego del cerebro con los sentimientos.
¿Como recomendarías Lágrimas de sangre a tus potenciales lectores?
Es una historia real dentro de una historia de ficción.
Es una novela en la que, a medida que nos vamos adentrando en ella, vivimos dos intrigas a la vez. Una mediante el diario de Diana. Otra de la mano de los dos protagonistas.
El lector se pondrá en la piel de Diana y sentirá su sufrimiento. Pero también irá por el camino de la intriga de la mano de Raquel y Javier. Esto incitara al lector a pasar de página. Es una historia que te atrapa desde la primera página hasta el final.
¿Te atreverías con otro género?
Sí, cuento, ciencia ficción, terror, comedia, amor.
¿Algún proyecto?
Sí, estoy escribiendo una novela de ciencia ficción. Tiene mucho trabajo y me estoy documentando. Pero para el año que viene ya estará terminada.
¿Cuáles son tus principales influencias literarias, filosóficas y artistas?
Desde los doce años escribo diarios. Para mí es vital cada noche desnudarme de palabras de todo lo que pienso durante el día. Muy pronto descubrí que con mis cartas y poemas emocionaba. Me invento cuentos mientras los cuento. Me pongo en la piel de una persona o cosa, y escribo como si mi alma estuviera dentro de ella.
Mi primera novela ha sido tardía, porque primero era cuidar de mi familia.
Las influencias literarias, todas y ninguna. Mi forma de escribir y transmitir mis sentimientos mediante palabras es por vocación.
¿Quién es?
La autora, Esther Solá, sintió desde pequeña la vocación de escritora. A los doce años ya escribía guiones de las películas que se inventaba, más tarde, inventaba cuentos.
Posee una gran imaginación, se pone en la piel de los personajes, sean personas u objetos.
Siempre ha sentido la necesidad de plasmar sus sentimientos en papel a lo largo de los años.
Ha estudiado escritura de ficción y de no ficción en la segunda mejor escuela de Europa.
Esta es su primera novela, un sueño hecho realidad.
Lágrimas de sangre es una novela de ficción, pero encierra una parte de realidad. Es un homenaje a una mujer muy fuerte que le demostró que en la vida siempre se puede salir adelante, por más piedras que te aplasten.