Charlamos con F. Esquivel, autor de la obra El jugador de almas, publicada recientemente por Editorial Círculo Rojo.
¿Existe algo de real en esta breve antología de relatos? ¿Cómo fue el proceso de construcción de estos relatos?
Por supuesto que sí. Al menos así lo veo yo. Que un hombre le hable a su perro o le hable a un árbol ¿qué diferencia hay? El hecho de que no escuchemos el idioma de los árboles es culpa nuestra., los hemos subestimado, cuando tienen más tiempo que nosotros aquí. y son más inteligentes que nosotros. Al menos no se matan entre ellos. Construirlos no fue difícil, si crees que lo supuestamente ficticio es más interesante que lo que llamamos real. ¿Quién puede creer que yo sea escritor?
¿Cómo ve el estado actual de la fantasía tanto dentro del mundo literario como respecto a los lectores?
En mi caso, la literatura es fantasía. Es preferible pensar que puedo viajar a los Pilares de la Creación en la constelación del Águila a 7000 años luz, que tener que calarme a los políticos de este pequeño planeta, a cuál peor. Sí, Seguro que la fantasía es la que nos salva de no enloquecer.
En El jugador de almas, además de desarrollar unas maravillosas historias, hay mucho de reflexivo y de filosófico, ¿verdad?
Bueno, que las historias las vieran como «maravillosas» sería para mí suficiente aspiración. De reflexivo puede que sí. Hay más de dolor, de lucha estéril y sin sentido. De no saber qué es lo que he hecho durante toda mi vida.
¿Cómo recomendaría El jugador de almas a sus potenciales lectores?
Yo les recomendaría como los relatos de alguien que no tiene ninguna pretensión y que nunca ha sido feliz.
¿Se atrevería con otro género literario?
Me atrevo a cualquier cosa. Pero terminaría cayendo en lo mismo.
¿Algún proyecto en ciernes?
Sí, pero no sé si lo terminaré. Tengo el tiempo persiguiéndome como el perro de Hécate. Además, no se pueden hacer muchos proyectos a los 79 años.
¿Cuáles son tus principales influencias literarias, filosóficas y artísticas?
El problema fue que empecé al revés. De repente, estaba leyendo a los existencialistas. Sartre, Camus, Kafka, Baudelaire, Omar Kellan, pero sobre todo Borges y Juan Rulfo.
¿Ha recibido ya algún feedback de los primeros lectores?
No, no he recibido nada.
¿Quién es?
Esquivel nació en un pequeño pueblo de la Extremadura profunda en una familia de agricultores acomodados. Estudió interno en dos colegios de curas, donde no aprendió absolutamente nada, excepto a arrastrar los pies. Con la familia arruinada, emigraron a Venezuela en un barco llamado Auriga que hacía su último viaje.
Allí comenzó su vida nómada con tan solo catorce años haciendo trabajos inverosímiles, tales como despachador de alimentos en un paupérrimo arrabal de Caracas, repartidor de pan en la región de Los Llanos en Venezuela, vendedor de alimentos y ron en un poblado warao en el Orinoco, criador de pollos, agricultor desastroso, operador de cine, cuidador de cerdos y apicultor destructivo.
En un pequeño pueblo al pie de los Andes llamado La Grita, empezó su pasión por la literatura. Se fue con unos amigos a Caracas sin un centavo, donde pasó un hambre feroz y de forma inexplicable la revista Élite comenzó a publicarle unos relatos cortos increíblemente malos. Años antes, en la frontera con Colombia y de la mano de un viejo sátiro, conoció el paraíso de Mahoma recorriendo todos los burdeles de Cúcuta con un libro de Vargas Vila debajo del brazo.
Publicar a estas alturas una novela demostraría que, si no tiene talento, al menos es capaz de conseguir cualquier cosa. Probaría también que se puede vivir sin fe ni esperanza.