¿Hay algo de real en esta divertidísima novela? ¿Existe o ha existido Tiburcio? ¿Y Pochele?
“Hola”, lo primero, y “gracias”, lo segundo, por lo de divertidísima, me halagas.
Pues en toda obra siempre hay algo de verídico, y en este caso más, puesto que el principal protagonista, “Atranca-poco”, es en realidad mi abuelo José de la Torre. De él tomo prestado su físico para crear el personaje, así como su carácter cachondo, sus terquerías, su forma de hablar (“mancheguzo” del “tó”), y sus manías. Incluso el mote es real, así lo heredó de su padre. El hombre se dejaba el portón entornado cuando llegaba de trabajar con el carro, y su mujer le voceaba: «¡Pero atranca un poco la puertaaaaaa!». Los vecinos, de oírla gritar diariamente esa frase a su marido, terminaron usándola como mote del susodicho, y así se quedó: “Atranca-poco”. Este apodo lo hemos heredado a la fuerza, y algunas veces, en Valdepeñas, cuando dialogo con algún anciano y le digo quién era mi abuelo, me contesta con entusiasmo: «¡Ah! ¡Entonces tú eres un “Atranca”!».
En cuanto a su nieto en la novela, Pochele, bien podría ser yo de niño, porque cito y plasmo muchas anécdotas y curiosidades que viví con mi abuelo, y esos recuerdos, al fin y al cabo, los hago propios del crío protagonista. Pero no, Pochele no soy yo, Pochele es toda una generación de chavales de ciudad que viajaban los fines de semana (o en fiestas) a la localidad de origen de sus padres para visitar a los abuelos, y el contraste les impactaba. No solo por las costumbres, sino por los localismos, a cada cual más raro. A Pochele le ocurre algo similar en la novela: ha nacido en una urbe, y cuando va al campo se siente fuera de su zona de confort. Si encima ya le hablan con expresiones como «¡Te “paice” qué!», «Cucha», «¡Arrea!», «¡Amos calla!», o «¡Avíate que nos vamos!», pues entonces se queda a cuadros escoceses.
Además de ser un claro divertimento, ¿qué temáticas quería exponer con esta obra?
Como bien comenta, hacer reír era mi primer objetivo. Encaré esta locura de novela con la idea de dibujar al menos una sonrisa en el lector (y por las críticas recibidas, parece que lo he logrado).
En segundo lugar quería homenajear a mi abuelo José, que destacó por su rectitud de principios, su humildad, su honestidad y su capacidad de esfuerzo. Ojo, que al decir esto no quiero desmerecer en absoluto a mis otros abuelos y abuelas, a los que quise muchísimo, ni a mis padres, que me educaron con esos mismos valores, pero no sé por qué, cuando somos niños, nos sentimos más atraídos por la figura de los abuelos. A mí me pasó eso con José, y por eso quise dedicarle el libro y reflejar su personalidad en el personaje principal.
En tercer lugar quería destacar la “pachorra” y la parsimonia de las personas mayores. El título de la novela alude claramente a ello (los carga el diablo). Los ancianos están de vuelta, pasan de todo, les da igual lo que dicen (no tienen filtro) así como lo que digan de ellos, no se sabe por dónde van a salir, y de verdad que admiro esa forma de ser. Supongo que ya, con ochenta o noventa años, a uno se la debe traer al pairo todo. En mi pueblo sigo viendo a “abueletes” típicos vestidos con lo primero que han pillado del armario, en zapatillas de estar por casa, con pantalón de tergal y chaqueta de chándal, es decir, mal “conjuntaos”, y a abuelillas en bata, con los rulos puestos y medias a la altura de la rodilla, yendo a la tienda de comestibles de la esquina a comprar el pan. Les da igual si les ven de esa guisa. Se la trae al fresco. Me parto con esas cosas y por eso quise explotarlas. Dan mucho juego los abuelillos. Y si son de pueblo, como es el caso del cuarteto protagonista, pues no te digo “na” lo que acarrean.
¿Cómo recomendaría Los jubilados los carga el diablo a sus potenciales lectores?
Les diría que, si quieren pasar un buen rato, olvidarse de los problemas diarios, y lo más importante, sonreír, que se lean mi libro. Les prometo una sonrisa constante durante su lectura. Eso sí, siempre pido a los lectores anchuras de miras y relajación, porque hay muchas guasas y alguna podría molestar. Vivimos en la era de los “ofendiditos”, en la que ya no se puede decir nada, y la línea del humor/incordio es muy fina. Por eso debemos tomarnos las bromas como lo que son, bromas, y no enfadarnos. Así pues, para abordar “Los jubilados los carga el diablo” pido tranquilidad y sentido del humor, porque es una comedia y se la deben tomar como tal. Si siguen estas pautas, la disfrutarán.
¿Se atrevería con otro género literario?
Sí, de hecho estoy terminando una novela histórica. (¡ahí es “na”!) basada en la orden de Calatrava, que nació, por cierto, muy cerca de donde yo vivo, en Carrión de Calatrava. Dirá usted… «Pues vaya cambio drástico». Pues sí, efectivamente. ¿Y por qué? Porque quería probarme, tenía ganas de escribir algo “serio”, no solo de humor. Es una forma de demostrarme a mí mismo (y a los demás) que también soy capaz de crear relatos para adultos con rigor y seriedad. Es toda una experiencia, porque estoy acostumbrado a mi querido género cómico, con el que me lo paso bomba, pero no me ha disgustado.
¿Algún proyecto en ciernes?
Pues aparte del que acabo de comentarle, ahora quiero lanzar “Peripecias de un niño tiquismiquis 2”, siguiendo la estela del primero, en el que repasaba las diabluras que hice durante mi periodo escolar, que fueron muchas y de gran calado. “Peripecias de un niño tiquismiquis 2” es un cuento ilustrado (y omito infantil porque al final es para todos los públicos), en el que narro, en esta ocasión, mis vivencias a mi paso por el instituto y la universidad. Describo, básicamente, las trastadas que hice en esos cursos junto con mis compañeros de aula. Algunas son de traca, merecen la pena ser contadas, por eso decidí hacer esta segunda parte, porque la gente se va a reír. Para mí es un poco bochornoso, porque me “desnudo” ante el lector y expongo lo payaso que fui de joven… pero por sacar unas sonrisas, lo que sea.
Además, dono las ganancias del cuento (no sé si sabe que los beneficios de mis obras van a parar a asociaciones y ong´s con fines solidarios), en este caso a Proyecto Sueños (de la Fundación Valsé), en Valdepeñas, así que no me importa pasar un poco de vergüenza si con ello ayudo a gente que lo necesita.
Con los cuentos infantiles, cuando los incluyen los colegios en su programa de lectura, suelo hacerles una visita a posteriori, una vez se han leído el libro los alumnos. Es una actividad muy completa: dono el beneficio, charlo con los niños, respondo a sus preguntas y luego les firmo y les dedico los ejemplares. Aparte de que para ellos es increíble recibir al autor (aunque no sea famoso, jejeje), para mí también es gratificante, porque le ponen mucha ilusión.
¿Cuáles son tus principales influencias literarias, filosóficas y artísticas?
Empecemos por las literarias: los autores que más me han inspirado (y en el resultado se ve), han sido Eduardo Mendoza y Alfonso Ussía. Del sr Mendoza me encanta esa mezcla de thriller y humor sarcástico, y del Sr Ussía su lengua mordaz y sus pintorescas situaciones, y algo se me ha pegado de ambos, lo reconozco. Para mí han sido fundamentales en mi estilo. Desde aquí les doy las gracias por esa inspiración.
Pero no puedo ceñirme solo a lo literario, porque al escribir en clave de humor, me han influenciado también grandes cómicos, principalmente Martes y 13, a los que considero los mejores. Tengo otras influencias del humor absurdo, como Faemino y Cansado, los Chanantes (y Muchachada Nui), Pedro Reyes, Gila… y muchos más, pero de menor calado que los enormes Josema y Millán, a quienes idolatro, la verdad.
También he crecido con el cine surrealista de Berlanga, y con las películas de Fernando Esteso, Andres Pajares, Lina Morgan, Antonio Ozores, José Sazatornil (“Saza”), Rafaela Aparicio, Paco M. Soria, Juanito Navarro, Chus Lampreave, Quique Camoiras, Amparo Larrañaga, J. L. López Vázquez, Gracita Morales, Pepe Isbert, Florinda Chico, y muchos otros actores y actrices cómicos… Esas “españoladas” me hacían reír de lo lindo, y al final también subyacen ahí dentro, en mi cabecita loca llena de chorradas y “simplonadas”, y seguro que “intervienen” en mis ideas sin yo querer.
¿Ha recibido ya algún feedback de los primeros lectores?
Sí, y por ahora todas las críticas están siendo muy positivas. “Los jubilados los carga el diablo” ha calado muy bien entre el público adulto, que es al que está dirigido. Muchos lectores/as me han comentado, al terminarlo, las carcajadas que les ha provocado. Un tío mío me compró hasta dos ejemplares (aparte del suyo) para regalar a conocidos que estaban pasando un periodo difícil, para animarlos. Una señora le compró mi libro a su esposo, que estaba ingresado (e iba a pasar al menos una semana en el hospital), para animarlo. Pues bien, cuando le dieron el alta y nos vimos, ese hombre me trasladó que se le había hecho corta la estancia gracias a las risas que se había echado con mis “tontás”. «¡Qué bien me lo he pasado en el hospital!», me dijo, lo que no es muy propio escuchar de alguien que ha estado ingresado…
Es decir, mis “jubilados”, con sus locuras y sus idioteces, cambian el estado de ánimo de las personas, y para mí eso es lo mejor de todo. No me interesan tanto las ventas (aunque también, pues así hago más donaciones), sino lo que provoca mi libro en los lectores. Que ellos mismos lo compren para regalar por el efecto balsámico o terapéutico que genera en otros, me agrada. Es todo un logro.
“Los jubilados los carga el diablo” ha tenido buena prensa que incluso me invitaron a la apertura del programa “En Compañía”, de CMMedia, la televisión pública de Castilla-La Mancha, para promocionarlo junto a Ramón García. En la entrevista no solo pusieron en valor la buena acogida de la novela, sino su carácter solidario, pues en esta ocasión donaba los beneficios a ROSAE (Asociación de Mujeres Afectadas de Cáncer de Mama de Valdepeñas), a la que por cierto ya llevo entregados 600 euros.
El boca a boca ha sido tan fructuoso con este libro que hasta la Fundación ONCE contactó conmigo el verano pasado para transformarlo en audio-libro, para hacerlo accesible a sus miembros invidentes. Por supuesto, esta noticia me ilusionó “muchísmo”. ¡La ONCE! Para mí es un orgullo que mi novela se encuentre en el catálogo de la biblioteca virtual de esta organización y que puedan escucharla miles de oyentes.
¿Quién es?
Luis Chacón de la Torre es Licenciado en Ciencias Ambientales y ejerce como Técnico de Medio Ambiente, y aunque en el trabajo es una persona prudente y cabal, en sus ratos de ocio libera al loco que lleva dentro y plasma sus tonterías en el papel. A raíz de esta pasión, en 2010 gana el Concurso Nacional de Cuentos Infantiles “Félix Pardo”, con “La historia de Pepillo de la Torre, el pajarito que no sabía volar”. El problema es que el jurado calificador le ve potencial y le anima a escribir más historias, y él se lo cree y se pone a escribir como si no hubiera un mañana.
Como consecuencia, en 2015 publica “Las siete vidas de Mawiwi”, un cuento muy loco de gatetes con divertidas ilustraciones (que él mismo elabora). Como no escribe para ganarse la vida, pues lo hace como afición, decide donar los beneficios de las ventas a asociaciones con fines solidarios, y colabora con A-Down, Pueblos sin Fronteras, Proyecto Lydia, Afibroval y Hermanas de la Natividad de María.
En 2018 sale a la luz “¡Dios mío! ¡He perdido a mi abuela!”, otro libro de humor con alegres dibujos cuyos beneficios destina en esta ocasión a la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Este relato, además, es elegido finalista en la categoría Best Seller 2019 en la III edición de los premios Caligrama, cosechando muy buena crítica en redes sociales.
En 2020 publica “Los jubilados los carga el diablo”, dirigido esta vez al público adulto, empleando para ello un sentido del humor gamberro, sarcástico y deslenguado, y sobre todo, muy manchego, plasmando la jerga de la gente de campo, con sus expresiones de pueblo y sus miles de patadas al diccionario. Una novela idónea, sin duda, para levantar el ánimo y sacar una sonrisa al lector. Los beneficios de esta obra decide destinarlos a ROSAE (Asociación de Mujeres Afectadas de Cáncer de Mama).
En mayo de 2021, debido a su labor solidaria y a la buena prensa que está obteniendo con “Los jubilados los carga el diablo”, Luis Chacón es invitado a la apertura del programa “En Compañía”, de CMMedia, la televisión de Castilla-La Mancha, para promocionar el libro junto a Ramón García.
En 2022 el autor retoma la literatura infantil ilustrada y publica “Peripecias de un niño tiquismiquis 1”. En este cuento repasa su rocambolesca infancia y las trastadas, ocurrencias, desmadres y travesuras que hizo siendo crío. Los beneficios los dona en esta ocasión a CÁRITAS y a AFA (Asociación de Familiares de enfermos de Alzheimer y otras demencias).
Ahora, en 2023, Luis Chacón publica la continuación de sus vivencias en “Peripecias de un niño tiquismiquis 2”, repasando las situaciones surrealistas que experimentó durante la adolescencia, en plena “edad del pavo”, durante su paso por el instituto y la universidad. De nuevo en clave de humor, con un tono irónico, y reforzado con jocosas ilustraciones, el autor nos invita a revivir sus años mozos al tiempo que nos arranca una sonrisa. Los beneficios de las ventas los destina esta vez a PROYECTO SUEÑOS-FUNDACIÓN VALSÉ.
Con su actividad solidaria, Luis Chacón lleva ya más de 6.000 € recaudados y donados entre las distintas asociaciones y ONG´s con las que colabora. Una razón más para hacerse con alguna de sus obras.