Charlamos con Mentol Garza, autor de la obra Los viajes de Salva, publicada por la editorial Círculo Rojo.
¿Cómo surgió la idea de hacer esta extraordinaria novela, donde los viajes en el tiempo son un recurso, aparte de para entretener, para reflexionar sobre las segundas oportunidades y la posibilidad de solucionar los errores del pasado?
Siempre me han encantado las historias sobre viajes en el tiempo y llevaba mucho dándole vueltas, reflexionando sobre qué haría diferente en mi vida. No era tanto una cuestión de corregir los errores, todos somos consecuencia del momento que vivimos y a posteriori es mucho más sencillo ver ciertas cosas, como de tener otras vivencias que me pudieran enriquecer de alguna manera. Ya puestos, ¿por qué no vivir algo muy diferente? Por otro lado, las historias que más me han gustado han sido siempre aquellas en las que los protagonistas viajan de una forma mágica, por así llamarla, sin ayuda de una máquina. Con esos puntos de partida, un día me senté delante del ordenador, pensando reescribir mi propia vida, y salió Los viajes de Salva, aunque ya casi desde la primera página poco tenga que ver con mi pasado. Luego, fiel a mi naturaleza, empecé a enredar con la trama y con las limitaciones de los viajes, no podía ponerle las cosas tan fáciles a Salva…
¿Hay algo de ti en Salva?
Creo que, hasta cierto punto, todos los autores se ven reflejados en sus personajes. Yo no he podido evitarlo, creo que Salva reacciona y actúa como lo haría yo mismo en su situación. Obviamente hay elementos autobiográficos, un tanto exagerados, en los que me he apoyado para construir la historia: ambos fuimos estudiantes de ingeniería, crecimos en una de esas maravillosas familias numerosas, fruto del boom de natalidad de los sesenta, éramos un poco tímidos y ligábamos entre poco y nada… Es parte de la gracia de la historia, si Salva hubiese sido un crack, no hubiera hecho falta viajar para ayudarle… Mi madre, de hecho, mientras la leía me preguntaba «pero, chato, esta señora habla como yo, ¿seguro que no soy yo?». Pues claro que habla como ella, ¿qué mejor manera de reflejar un personaje lo más real posible que uno de verdad? La gran suerte de escribir es que puedes vivir otras vidas y, en esta en concreto, yo me mimetizo con el personaje principal de tal manera que reacciona como yo lo haría poniéndome en su pellejo. Creo que es parte del encanto de la novela y que, gracias a eso, el lector también siente el personaje como propio. Y sobre las virtudes y defectos de Salva, que de ambos habrá, prefiero que sea el lector el que los juzgue y reflexione sobre lo que hubiera hecho en su lugar. Es el juego que propongo al lector.
La novela parece sugerir que, aunque tengamos la oportunidad de volver al pasado, algunas cosas están destinadas a ser. ¿Crees en el destino, o la novela propone que somos completamente responsables de nuestras decisiones?
Creo en el destino, pero sería muy frustrante y aburrido dejarse llevar simplemente ya que no podemos cambiarlo. Al final cada uno forjamos nuestro destino y la gracia está en que no sabemos cuál es. Por eso hay que pelear cada oportunidad y no dejarnos llevar, el destino puede estar predefinido, pero en nuestras manos está tratar de que sea mejor. Si tienes un destino de m… tal vez sea porque no haces una m… por cambiarlo, con perdón. Salva, en sus saltos en el tiempo, también tiene sus altibajos y muchas dudas. Es otra de las claves de la historia, la pelea de Salva por cambiar su destino original.
¿Qué fue lo más difícil a la hora de escribir y estructurar esta complicada ficción?
Traté de simplificarla lo máximo posible, por eso Salva en sus viajes solo va avanzando en el tiempo y me inventé los resúmenes al inicio de cada capítulo, para que el lector no se perdiera. No es lo mismo leer la novela casi del tirón, en cuyo caso podrían ser casi innecesarios, que ir poco a poco de tanto en tanto, en cuyo caso creo que se agradece un pequeño resumen de dónde estamos. Luego me ayudé de mis propias fechas, Salva tiene mi edad y eso me facilitó el diseño de cada uno de los saltos de acuerdo con unas vivencias normales dentro de cada momento vital.
¿Cómo recomendaría Los viajes de Salva a sus potenciales lectores?
Uf, soy muy malo vendiéndome a mí mismo. Me pondría a leer alguna de las buenas reseñas que he recibido… Pero bueno, lo intentaré: diría que es una novela que se lee fácil, no es larga, apenas doscientas páginas, divierte, engancha y que invita a reflexionar sobre nuestra propia vida. Sé de lectores que se la han leído en «dos sentadas» e incluso de uno que se la leyó dos veces en una semana, creo que es el mayor elogio que se puede hacer y, lógicamente, la extensión ayuda. Yo mismo recibo recomendaciones de libros que no leo porque me parecen demasiado largos. En este caso, no hay excusa… También diría que no es una novela solo para personas de mediana edad, al fin y a la postre es una historia de jóvenes y ellos se verán identificados en los personajes y en el camino hacia la madurez que se ve reflejado en la novela.
¿Se atrevería con otro género literario?
Soy consciente de mis limitaciones. Nunca creo que escriba un thriller, primero porque no suelo leerlos, y segundo porque ya hay un montón de grandes autores que lo hacen fenomenal. Por eso solo planeo publicar historias que creo originales y las doto de humor para tratar de diferenciarme. Hoy por hoy nadie leería mis novelas si escribo lo mismo que los mejores, yo tampoco lo haría… Dicho lo cual, saliendo de la ciencia ficción, aprovechando mi experiencia profesional, tengo escritas cosas sobre el mundo laboral, las empresas y el liderazgo. Creo que también son muy originales, hay muy poco escrito sobre liderazgo en forma de novela y con amplias dosis de humor. Son un poco un ejemplo práctico. Por último, me encantaría escribir algún día una novela histórica, también con mi peculiar estilo, pero eso me requeriría un tiempo en investigación del que hoy no dispongo.
¿Algún proyecto en ciernes?
Sí. Estoy con los últimos flecos de mi siguiente novela, Dos Fantasmas. Espero tenerla lista para publicar en unas semanas. Es otra novela original, también de ciencia ficción y está vez con aún mayores dosis de humor. Una vez publicada una historia sobre viajes en el tiempo, tenía la inquietud de otra que respondiera a la pregunta de qué haría si pudiera ser invisible. Pues bien, en esta nueva novela, nuestra pareja de protagonistas tiene un poder parecido a la invisibilidad y trata de arreglar la España de los ochenta, con asistencia al intento del golpe de estado incluida. Al final, si Los viajes de Salva invitaba a reflexionar, Dos fantasmas, es más una crítica social y política en tono de humor con sus toques de romántica. Lo de menos es la ciencia ficción, en ese sentido se parecen.
¿Cuáles son tus principales influencias literarias, filosóficas y artísticas?
Puede sonar extraño, pero tengo cierta influencia «ingenieril» en mi forma de escribir. Tal vez por eso no me recreo demasiado y tengo un estilo tan directo, elimino todo lo que creo superfluo y hago de la capacidad de síntesis un axioma fundamental. No sé si es bueno o malo, pero, otra vez, para recrearse ya hay grandes autores y lo hacen muy bien. Por otro lado, por supuesto, me han influido muchos escritores, en especial Eduardo Mendoza, mi favorito sin duda, unido a otros grandes que me impresionaron en su día como García Márquez, Ruiz Zafón o Benito Pérez Galdós. De ciencia ficción, sobre viajes en el tiempo, en su día me marcaron la novela La mujer del viajero en el tiempo, de Audrey Niffenegger y la película El efecto mariposa, sobre todo porque son historias en las que no todo sale como quieres…Y hablando de películas, en este caso sobre realidades alternativas, no puedo obviar, por supuesto, a Que bello es vivir.
¿Ha recibido ya algún feedback de los primeros lectores?
La aceptación ha sido buenísima, mucho mejor de lo que esperaba. Entre familiares y amigos es, hasta cierto punto, normal recibir buenas críticas basadas en el cariño, pero ya voy recibiendo reseñas fenomenales de lectores desconocidos que me llena de orgullo. Mi novela parece gustar mucho y no solo a familiares y amigos.
¿Quién es Mentol Garza?
Soy un ingeniero de profesión de cincuenta y nueve años que ha ocupado diversos puestos de cierta responsabilidad a lo largo de su carrera. Escribo con seudónimo por timidez. De hecho, cuando publiqué Los viajes de Salva no pensaba decírselo a nadie. Poco a poco fui cambiando de idea, aunque todavía tenga amigos que no lo saben… En esta entrevista, eso sí, por fin se puede ver una imagen mía, hasta ahora en todos mis perfiles aparecía de espaldas. Voy saliendo de la cueva poco a poco…