Charlamos con Sebastián Uros, autor de la novela El signo de los borregos, recientemente publicada por Editorial Círculo Rojo.
¿Qué lleva a un empresario jubilado a escribir esta novela?
Escribir esta novela ha sido como sacar a la luz una pesada carga mantenida durante mucho tiempo dentro de mí. He meditado mucho antes de escribirla, pero, una vez realizada, la verdad es que me he sentido aliviado. La novela refleja una parte importante de mis experiencias personales y profesionales.
Siempre he tenido inquietudes por la escritura; de hecho, mis proyectos y estudios empresariales fueron famosos por la extensión y detalle de los mismos. Ahora que me he jubilado, apenas hace unos meses, me he decidido a emplear mi tiempo libre escribiendo.
No tengo dificultad para desarrollar mis vivencias y experiencias porque si existe algo que resaltar en mi persona, es poseer una excelente memoria.
De hecho, en apenas cuatro meses he terminado de escribir tres libros, editado con Editorial Círculo Rojo, El signo de los borregos, el cual presento al concurso literario Catedra Mario Vargas Llosa; uno segundo, cuyo título es La operación langostino, el cual presento al concurso literario Azorín de novela 2019; y el tercero con título El precipicio, que presento al concurso literario Premio Primavera de novela 2019.
¿Qué hay de real en la complicada trama que desarrolla en El signo de los borregos?
Es indudable que para todos y todas los que lean esta novela-relato puedan entresacar ciertas similitudes con hechos parecidos que han sacado los medios en nuestro país; la corrupción político-empresarial existente, desgraciadamente, ha sido, es y seguirá siendo problema y portada habitual en el día a día.
Este relato posee grandes dosis de realidad porque fueron hechos que realmente ocurrieron, esto es claro e indudable, pero con la misma sinceridad, tengo que reconocer que por necesidades de adaptación y encaje, he tenido que confeccionarlo añadiendo pequeñas fases de ficción.
El enfoque que he intentado dar al conjunto del relato está basado en dos principales elementos; el primero y más importante, que es algo que yo personalmente viví, lo padecí en mis propias carnes porque fui uno de los protagonistas de la extensa trama, y el segundo elemento, es que todos los acontecimientos que posteriormente acontecieron, me acercaron a mi idea de que estaba todo estudiado y planeado desde un principio para llegar al fin que se llegó.
¿Crees usted que historias y situaciones como las que escribe y desarrolla en su libro suceden realmente?
Llevo más de 35 años dedicado por entero a el mundo empresarial, y he visto y conocido corrupciones de todos los colores. Y estoy convencido que están arraigadas y generalizadas a todos los niveles.
He viajado por medio mundo, he exportado a varios países productos de mi grupo empresarial y he trabajado con cooperativas, empresas pequeñas, medianas, multinacionales y con las administraciones públicas. Esto me ha dotado de un conocimiento de los sistemas de corrupción que me da vergüenza hasta exponerlo.
He vivido desde situaciones en las que, cuando salían los presupuestos para concursos públicos, presentabas tu opción, después de un extenso y minucioso trabajo de preparación, y según lo recibían lo metían en un cajón sin mirarlos, porque antes de sacar el citado concurso ya tenían fijada la empresa adjudicada de antemano.
Algunas donde los cooperativismos formados por la masa de borregos confundían lo que es el normal funcionamiento productivo de la empresa con los temas societarios haciendo hundir el proyecto por poner delante de todas sus ambiciones personales.
Otras que, al terminar las obras o trabajos, te dejan finiquitos sin pagar que se eternizan en el tiempo y al final entras obligatoriamente en la “maraña” que es la justicia en España, donde solo ganan los intermediarios, o precisamente casos como el que recojo en la novela-relato que he escrito, donde se estudian tramas fraudulentas perfectamente orientadas para “atracar” a los ingenuos que caen en sus trampas.
En estos niveles, ellos se preparan sus mismas leyes y normas para que una vez estés dentro te sea imposible salir indemne de la trampa. Existe un denominador común en todos: “la total y absoluta falta de escrúpulos”. Les da igual que se cierren las empresas afectadas o que los trabajadores pierdan sus puestos de trabajo.
Esto sin hablar de las comisiones que tienen establecidas por “sistema” todos los partidos políticos en España cuando te dan obras o trabajos a realizar; o pasas por el aro o te quedas fuera.
Tengo que decir, por haberlo vivido en mi propia tierra, que este sistema de comisiones la primera comunidad autónoma que lo desarrolló fue el País Vasco, luego le copiaron todos.
Algunos incluso se atreven a explicarte que el partido es el que necesita nutrirse para poder cambiar la sociedad. Por eso cobran comisiones. Son patéticos.
¿Qué cree que puede hacer la ciudadanía para evitar situaciones de este tipo?
El problema más grave que existe en los temas de corrupción es que está tan generalizado que ningún político en España puede defender con elementos creíbles su total eliminación, a pesar de que aparentan hacerlo.
Es un problema muy sentido por la gente, pero en España, desde mi humilde opinión, existen precisamente enormes manadas de borregos que hacen, sin saberlo, posibilitar la continuidad de esta lacra. La corrupción no es solo política, está totalmente extendida y anclada en la sociedad a todos los niveles. Desde el profesional que después de realizar su trabajo ofrece facturar sin IVA a su cliente, que encima se lo agradece porque así se ahorra unos euros, hasta el ejecutivo o directivo de una empresa cualquiera, que cobra comisión de un proveedor que vende sus productos a esta, con el compromiso de que no se entere nadie. Existe a nivel general un interés en intentar ahorrar o pagar siempre menos lo que sea, sin importarnos quién sea el perjudicado con tal de ser nosotros los beneficiarios.
Lo verdaderamente triste es ver todos los días como los políticos de turno alimentan este enorme monstruo que es la corrupción.
La única solución posible es la educación desde abajo y mayores organismos de control.
¿Se ha encontrado en su vida laboral con circunstancias parecidas?
Ya lo he intentado explicar anteriormente con mediana claridad, pero puedo decir con total conocimiento de causa, que los impagados y facturas sin cobrar que tuvo mi Grupo Empresarial desde el 2007 hasta el 2015, con deudas de más de dos millones y medio de Euros, nos obligó en su momento a vender casi todo el patrimonio conseguido en 20 años de trabajo y tener que despedir a la mitad de la plantilla.
Ahora ya jubilado me sigue doliendo el daño que pudo causar mi Grupo en su momento a muchos de mis proveedores.
¿Cuáles son sus referencias bibliográficas?
Debido a mi profesión, mis referencias bibliográficas casi siempre han estado orientadas a libros técnicos y de formación para el desarrollo de proyectos.
Esto, conjuntamente con los necesarios cursos de afianzamiento de los conocimientos, me ha servido para dotarme de una formación a nivel técnico que ha sido fundamental para poder acometer con notable éxito infinidad de proyectos y obras en todo el mundo.
Aparte de esto, en el poco tiempo libre que he tenido, sobre todo los que disponía en los hoteles donde me alojaba en mis viajes, he leído algunos libros. La verdad es que no han sido los que hubiera querido. Señalo los más relevantes.
Patria, de Joaquín Aramburu. El Código da Vinci y Ángeles y Demonios, de Dan Brown. El Resplandor, de Stephen King.
Hace años recuerdo haber leído la trilogía Los Mercaderes, de Ana Mª Matute.