¿Qué le llevó a escribir esta apasionante novela negra?
Siempre he sido un gran amante de este género y de la opinión de que Pasajes, donde vivo y está ambientada la obra, es un marco incomparable para la novela negra, sobre todo en otros tiempos más convulsos y decadentes, como fueron aquí los años 80. Pasear por sus barrios, calles, plazas y puerto, me han servido de inspiración durante años.
Terrorismo, heroína, punk… ¿Cómo fueron aquellos años ochenta en el País Vasco, años en los que está ambientada tu novela?
Fueron unos años difíciles, muy convulsos, pero también de grandes cambios y revolución cultural, como es el caso del movimiento Punk, Okupa y el surgimiento del denominado Rock Radical Vasco. Al mismo tiempo, resultó una década marcada por el desempleo, las protestas sindicales, la corrupción policial, la droga, el terrorismo… Y todo ello en un marco político muy tenso que auguraba un futuro incierto y provocaba el desengaño de la sociedad frente a la llamada transición española.
¿Cómo perciben aquella época tan terrible las nuevas generaciones de vascos?
Hoy en día parece que todo aquello comienza a quedar en el olvido. Por eso creo que hacer un pequeño recordatorio de lo que sucedió y, así, comprender un poco mejor de dónde venimos y hacia dónde vamos, no está de más.
¿Le llevó mucho tiempo la apabullante búsqueda de información histórica y sociológica que empleó para esta novela?
Sí, digamos que mucho, sí. Entre documentarme, reunir los datos que creía necesitar, entrevistar a las personas que habían vivido aquellos años e involucrado en los temas que se mencionan, y contrastar y ordenarlo todo, el trabajo me ha llevado algo más de dos años.
¿Cómo se vive en la actualidad el conflicto vasco tras la práctica desaparición de ETA?
Claramente, de una manera muy diferente a los años de los que hablo en la novela. Los tiempos han cambiado mucho en estos últimos 30-40 años y el conflicto prácticamente ha desaparecido, aunque es patente que el pueblo vasco sigue fiel a sus creencias políticas. No obstante, parece haber aceptado de buen grado el cese de las acciones armadas y se muestra con disponibilidad y convicción sobre las vías políticas y diplomáticas. Hoy se respira paz en Euskal Herria, y se vive con una gran ilusión por el futuro.
¿Cómo recomendarías La bahía bajo la niebla a sus potenciales lectores?
La recomiendo como una novela muy entretenida, fácil de leer, cargada de tensión y suspense, absorbente de principio a fin, aparte de ser una ventana desde donde el lector puede ver o recordar unos tiempos en los que nuestros padres tuvieron que luchar con fuerza para crear el futuro del que hoy en día disfrutamos.
¿Te atreverías con otro género literario?
Sí. De hecho, tengo otras novelas publicadas de genero histórico y de aventuras (El hijo del capitán, Ttarttalo, 2017) y La memoria de las sombras (Ttarttalo, 2014), que se trata de una novela negra con grandes dosis de historia, ambientada en la posguerra más inmediata, y que fue candidata al Premio Euskadi de Literatura. Como se puede apreciar, me gusta moverme entre el género negro y el histórico, aunque he de reconocer que mis obras y futuras ideas puramente históricas, también incluyen, siempre, grandes dosis de intriga y misterio; parece ser algo que no puedo evitar.
¿Algún proyecto en ciernes?
Sí, así es. De hecho, varios, pero os mencionaré el trabajo en el que ahora mismo me encuentro sumergido. Se trata de una novela de misterio ambientada en el Bilbao del siglo XIX, muy inquietante, con ciertas dosis de género fantástico y de terror.
¿Cuáles son tus principales influencias literarias, filosóficas y artísticas?
La verdad que no tengo una fuente concreta. Leo muchísimo y también soy un gran aficionado del cine y el teatro. Todo ello, cada obra que veo o leo, me influencia y sirve de inspiración. No obstante, por mencionar alguna en concreto, citaré a Arturo Pérez-Reverte, Noah Gordon y Patrick Süskind, entre otros grandes de la literatura contemporánea.
¿Quién es?
Sergio Pereira. Nacido en Pasaia, Guipúzcoa, en 1979, devorador de libros y apasionado del cine, actuó durante varios años en un grupo de teatro amateur. Hoy, su mayor pasión es la escritura, y es autor de las novelas La memoria de las sombras (2014), finalista del Premio Euskadi de literatura, y El hijo del capitán (2017).