Se trata de una crónica novelada en la que el autor expone el modus operandi que conduce a silencios y ostracismos que se imponen en los medios de comunicación. Un trabajo cuyo fin favorece un mapa a las nuevas generaciones al efecto de ejercer con mayor visión e iniciativa propia.
CÍRCULO ROJO.- El papel de los medios de comunicación es fundamental para formar ciudadanos críticos capaces de enfrentarse a los retos que este mundo presenta. Sin embargo, no todo el mundo está preparado para la individualizada lealtad que merece una responsabilidad como esta. Autores como Ryszard Kapuscinski, entre otros muchos, ya reflexionaron sobre los límites de esta profesión y la importancia de llevarla a término con rigor, asegurando la pluralidad periodística y definiendo la posición del informador como un mero testigo conductor capaz de enfrentarse cara a cara con la verdad, la autenticidad y la racionalidad.
Hoy en día, en diversos debates y ponencias, encumbrados periodistas reflexionan sobre la nueva realidad que atraviesa este oficio, pero omitiendo del cómo se va inclinando hacía la unilateralidad y dependencias para el conductismo informador. Ernest Escandell aporta un enfoque de secuencias y empirismo vertebrador “más avanzado y singular a esta necesidad de corrección interna, procurando que la diversificación y usurpaciones no sean confundidas con la pluralidad”. En esta nueva obra, Un tiempo como si nada, se descifra un mundo sumergido para los motivos y las consecuencias del “silencio, aislamiento y diferenciación; despersonalización y posterior individualización” que es característica de un proceso de los medios de comunicación actuales, según el autor.
Publicada en Círculo Rojo Grupo Editorial, el lector va a conocer la realidad que se esconde tras los “muros de la comunicación”, sus daños colaterales y cómo afectan a la conformación de la opinión pública. A través de esta obra que entremezcla análisis con una crónica novelada y que desemboca en la novela periodística, el sujeto periodista presta la voz y testigo al narrador para un relato de décadas. “El contenido va dirigido a toda esta sociedad que dentro de la ciudad sabe que el sujeto apartado y silenciado tenía un nombre. Pero es una sociedad que asimismo prescinde de conocer su entorno debido a los “miedos hobbesianos” que también son inercia y esencia introspectiva”, defiende el propio escritor.
‘Un tiempo como si nada. Caso Omiso’ es un libro con garantía, valioso “para unas nuevas generaciones cuyo único aprendizaje radica en ser instituidos a partir del dictado de la autoridad y la empatía sistémica”, y, al mismo tiempo, tal como defiende Ernest, “es el realismo que sobrepasa toda `utopía´ al dejar en evidencia no solo las décadas de unilateralidad informativa y su deriva, sino también la omisión de las figuras e imágenes que en paralelo se imponen a todo silenciado que observa que la libertad de expresión y de información, a más de los estándares universalistas de la actividad, han pasado a ser mitos del Estado Social”.
SINOPSIS
Después de la trilogía inacabada de la información (desde Palma de Mallorca), con este trabajo el autor retoma factores de silencio y omisiones que son claves para el tratamiento de lo que sin duda es el hilo primordial: la información periodística unilateral y la negación que copan las décadas y que, a su vez, son motivos para la acentuación de las diferenciaciones de la realidad social que acrecientan la oscuridad de las fallas y simas. Un relato que por medio de un desarrollo de vertebración que se conjuga con un amplio trabajo de recopilación documental de toda la esfera de la aldea local y del país, lo que inicialmente es una crónica y análisis con periodismo novelado a partir de la observación selectiva y participativa, pasa a convertirse en la novela periodística. Escritura ya conocida que enlaza con nuevos hechos causales que devuelven al núcleo de un provocado conflicto permanente que también se sirve de factores de la lírica de la tragedia. Una narración que a la postre alcanzará el realismo de la perfecta cuadratura del círculo que culmina con múltiples desenlaces para una misma novela. Un trabajo desde el que, asimismo, puede constatarse que la aislada trayectoria de uno solo pasa a convertirse en el tránsito conductor que transcurre por el desconocimiento e indiferencia sociales, sobre todo cuando las figuras también encarnan vicisitudes del caos y la sinrazón sobre el ser. [De `Un tiempo como si nada (O del periodismo. Caso omiso)´].
Esto es, también crónica y análisis que por medio de un collage de información el narrador deduce, desarrolla y amplía el espectro que vive la ciudad periodística, pero que gracias a la otorgación del transcurso se vuelve a la realidad del foco nodal, a la misma agresión que sirvió de silenciamiento a un actor y agente social aun cuando en ortodoxia dispusiera de múltiple hacer sobre el mapa de la ciudad e isla. Y tanto es así que es un grupo profesional orquestado el que se fabrica las diferenciaciones sobre uno solo: a la postre el solitario. Ostracismos que en paralelo también conllevan recursos y subterfugios del lenguaje para impedir no solo la evidencia de los estados de naturaleza coaligados por el servilismo e imitación del grupo, sino para el conocimiento del creciente y profundo iceberg que se provoca a consecuencia del ejercicio colectivo de dictat que se sirve de los propios miedos hobbesianos a los efectos de no prescindir de la servidumbre humana al «otro inmanente». Unas posturas que desde siglos han venido significando la agresión al solitario silenciado y su separación del grupo social a los efectos de socavación de los signos identitarios por medio de la guerra sucia y el muro de la comunicación, también por simples subterfugios de creencia circular. De esta manera, tragicomedia y alarmismo, vehemencia y tremendismo, son los factores que, simulando ser positivos para la aldea local y rural, también se aúnan al efecto de alcanzar todo artilugio que, cual recurso de distracción y evasión a los silencios y a los propios fiascos periodísticos, asimismo confluyen y se conforman con las gratificaciones a la servidumbre que pertenece a mundos y privilegios de la fuerza para el cuerpo social. Una realidad de décadas que desde sus surcos primarios pretende solidificar las rutas de la normalización social, de la costumbre, de un stablishment periodístico impoluto y jactancioso, pero que también evidencia el sublimado a contrario de la enmascarada orquesta de la ciudad: un ejercicio de estilo para efímeras epopeyas y odas que son proclama de todo ritual; así el silencio que es el juicio paralelo.
AUTOR
Ernest Escandell Colom (Palma, 1952). Nace en el ensanche de Archiduque. Mientras estudia en Palma también pasa temporadas de vacaciones en Ibiza.
El año 1970 sale a estudiar ciencias matemáticas en una institución como la Academia Proa. Ya en 1975, casado y residiendo en Barcelona, inicia los estudios de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Autónoma. Y es entre 1976 y 1977 cuando –con reportajes socioeconómicos en el semanario Destino de Barcelona– comienza una actividad que continuará en el semanario Reporter del Grupo Z. Durante estos años, al tiempo que es coordinador de prensa social, constituye una cooperativa en Bellaterra y apoya otra de artes gráficas en Barcelona. Entre tanto ha compaginado estudios de Sociología y Ciencias Políticas en la Escuela de la Diputación de Barcelona.
Durante los años 80 colabora con el semanario El Món y también en El Correo Catalán. En esta década no dispone de más opción de trabajo regular que en calidad de asesor de información empresarial que culmina como director de una agencia en 1987. Asimismo, durante el mismo tiempo ha emprendido un periplo periodístico por todo el espectro de la institución penitenciaria, incluyendo la ubicación de nuevos centros como el relativo a Granollers y La Roca del Vallés (Barcelona). Desde 1983 localizó los embarques de armas a países en guerra desde el puerto de Barcelona. Son los años del Irángate norteamericano y la Contra. En paralelo obtuvo fotografías de embarques que en España solo verán la luz en 1987 con Interviú.
Ya en Palma, es en 1989 cuando entra a formar parte del diario El Día-16 de Baleares para la sección de tribunales de Justicia (hoy El Día de Baleares-El Mundo). Con lo anterior, en 1992 publica su primer relato: Quimera para un periodista, y que dispondrá de la trilogía inacabada de la información con la edición de Cuius regio, eius religio (Las notas de Jericó) en 2004. Entre 1998 y 2003 logra ser coordinador de un magazine para la crítica de cine. Licenciado en CCII, será en 2004 cuando forma parte de un seminario de autores varios como el de Relaciones Euromediterráneas y Derechos Humanos, dirigido por Historia de la UIB, y desde cuya participación surgirá en 2010 un ensayo breve de RRII: Israel, la prolongación del Estado Moderno (Una introducción). En continuidad, a partir del 2011, y en la librería Jaume de Montsó, el periodista es organizador de una «mesa pública» de debate sobre trabajos de autores de Mallorca.
Entre 2008 y 2011 cursa el Máster Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales y Recursos Humanos homologado por la UCM. Cuando se celebra el I Premio Jovellanos para los DDHH en el 2010, «Resistencia y Libertad», el periodista y autor es finalista. Y es desde 2016 que expone en espacios de la ciudad y comarcas una serie de collages: Semblanzas del periodismo: el tiempo conjugado, donde cada uno de ellos es monotemático e irreproducible en relación a originales y décadas de prensa.