Charlamos con Rafael S. Morla, autor de la obra Saunatopía, Mariconería y domesticidad en un rincón caribeño, recientemente publicada por la Editorial Círculo Rojo.
¿Existe la Sauna Paco, creada, como todo el mundo sabe, por Sócrates?
En realidad existe una sauna en Santo Domingo, en la Zona colonial, pero no se llama Paco. Y toda la historia que se cuenta en el libro sobre Paco, nombre ficticio, es una fantasía pseudo intelectual. Quise jugar con los textos mitológicos creando una mitología caribeña, salvando las distancias, jejeje. Mi objetivo es ficcionar con personajes reales, espacios reales, discursos reales, llevándolos a mi terreno como si fueran verdad. De esa forma me divierto, y hasta puedo parodiar la hegemonía de ciertos discursos y de ciertas verdades patentizadas por el lenguaje.
¿Cómo surgió la idea de escribir Saunatopía?
Como explico en el prólogo del libro, Saunatopía surgió de dos formas. La primera: verídica. Cuando comencé a frecuentar una sauna gay en Santo Domingo, mi ciudad natal. La segunda: al mismo tiempo que iba a la sauna, me estaba empapando de mucha literatura y filosofía Queer. En esa época estaba obsesionado con Paul B. Preciado, que aún no se había cambiado el nombre. Aluciné con su libro Pornotopía, donde analiza el ideario heterosexual blanco creado por Hugh Hefner. En dicho libro, Preciado parte del análisis arquitectónico y de cómo a través del espacio urbano se configuran las subjetividades y los deseos. De alguna forma sentí que lo que leía en Pornotopía era lo que estaba experimentando cuando visitaba la sauna. Y bueno, toda la filosofía Queer (Preciado, Butler, Edelman, y un gran etc.), y también Foucault, me poseyeron y comencé a escribir. También quise darle voz a esas corporalidades que veía en la sauna, normalmente silenciadas, estigmatizadas dentro de nuestra sociedad heteropatriarcal. Saunatopía es un vómito, y me surgió la idea de escribir ese vómito.
Alguien dijo alguna vez que todos los escritores escriben continuamente su vida, aunque con letras distintas. ¿Es este el caso?
Pues sí. Debo admitirlo. Muchas historias las viví, otras las presencié, o me las contaron en la sauna, aunque claro, todas enmarcadas en la fantasía, la hipérbole, en una especie de realismo mágico kitsch y sucio.
¿Hasta qué punto influyen en su obra las propuestas de la Teoría Queer?
La Teoría Queer fue primordial para escribir Saunatopía. Creo que, aunque se pueda no estar de acuerdo con determinadas posturas, hay un elemento que debe ser rescatado, y es el dispositivo de la crítica. La Teoría Queer denunció el asimilacionismo del movimiento LGBT, cómo el capitalismo neo liberal lo estaba capturando, con la figura del gay y la lesbiana de piel blanca perteneciente a la clase media, invisibilizando la existencia de otras corporalidades. En conclusión, sirvió para que la comunidad LGBT pusiera el foco en sí misma. Y bueno, Saunatopía está embarrada, empapada, de toda esta denuncia. ¿De verdad la identidad nos permite llevar a cabo la revolución? ¿Ser aceptados por la sociedad heterosexual y capitalista debe ser el objetivo de los disidentes del género? Tampoco estoy dando respuestas a esas interrogantes, mi libro no es un ensayo filosófico, es literatura pura y dura, que juega y se hace eco de esos discursos y sobre todo, de las vivencias mariconiles en un espacio arquitectónico llamado sauna gay en una isla caribeña perteneciente al «tercer mundo».
¿Cómo ha influido en usted y en su obra el pensamiento de Paul B. Preciado?
El pensamiento de Paul B. Preciado me ha permitido no dar las cosas por sentadas. Sospechar de los discursos hegemónicos. También su forma de escribir, tan desgarrada, académica pero antiacadémica, poética y no poética, filosófica y antifilosófica. Su discurso no estático, me inspira bastante. Otro aspecto a señalar es la ironía que tiene este filósofo a la hora de abordar determinados temas.
¿En qué género literario situaríais esta recopilación de relatos? Difícil, ¿no?
Respondería con una pregunta: ¿por qué encerrar en un género algo que surgió a partir del rechazo del género como dispositivo de poder? Como dije anteriormente, Saunatopía es un vómito.
¿Cuáles son tus referentes literarios?
Leo de todo. Pero… Podría rescatar los grandes dramaturgos del teatro del absurdo: Ionesco, Becket, Muller. De la literatura de mi país Juan Bosch, para mí uno de los genios más grandes que ha parido la República Dominicana, Pedro Henríquez Ureña, otro genio dominicano. Latinoamericanos, Gabriel García Márquez, Cortázar, Lemebel, Reinaldo Arenas; de otros continentes, Virginie Despentes, Miguel de Cervantes, Joyce, Virginia Wolf… Burroughs… Ah… Me encantan los griegos de la época clásica. Me detendré aquí para no alargar demasiado. Pero tengo muchos otros referentes, sin los cuales no pudiera escribir. Los que mencioné fueron los que me llegaron ahora mismo a la cabeza.
¿Cómo recomendarías a un potencial lector esta maravillosa antología?
Es un libro honesto, no hipócrita, divertido, sin pretensiones y como dijo Nietzsche: «humano demasiado humano».
¿Algún proyecto en ciernes?
Ahora estoy escribiendo una novela. Tengo toda mi energía puesta ahí.
¿Quién es?
Rafael S. Morla (Santo Domingo, 1985). Licenciado en Filosofía por la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Máster en Artes Escénica por la Universidad Rey Juan Carlos. Se formó como actor en la Escuela Nacional de Arte Dramático y como bailarín en la Escuela Nacional de Danza de su ciudad natal. Además, se inició en la escritura a la edad de once años y su primera obra de teatro fue El Apocalipsis según Pedro Machete (2012), publicada por el Ministerio de Cultura de su país. Obtuvo el segundo lugar en el concurso de dramaturgia de Casa de Teatro 2017, con la obra Varones, Santo Domingo. Varias de sus obras teatrales han sido representadas por diversos directores y compañías independientes de la República Dominicana. Saunatopía es el primer libro de relatos y viñetas que publica, inspirado en la obra filosófica de Paul B. Preciado.