Todo parece indicar que, después de un tiempo condenada al ostracismo académico, la Filosofía va a regresar a las aulas de nuestros institutos. Se me ocurren dos preguntas al respecto, Sheila: ¿Por qué la eliminaron de los planes de estudios? Y ¿por qué es necesario que regrese?
Es curioso, porque en el libro contesto a estas preguntas. La creación del mismo se dio en el momento en el que la asignatura no estaba en el plan de estudios, por lo que se puede decir que en mi libro reside una marca de la historia de la Filosofía en este sentido. Asimismo, me sorprende la repercusión y la voz que los medios de comunicación están dando a la vuelta de la Filosofía a las aulas, en contraposición al silencio que se dio cuando esta fue eliminada. Parece que preguntarse por su eliminación no importaba tanto como importa que vuelva ahora. ¿Por qué? Porque todo bebe de la misma fuente: la manipulación de los seres que habitan en sociedad. ¿Nos querrán poner en contra de la Filosofía? Lanzo la pregunta al aire invitando a la reflexión.
Teniendo esta idea en cuenta, la eliminaron porque no interesa que pensemos por nosotros mismos ni conozcamos otras formas de pensamiento ajenas a la que reside, de manera tácita (y no tanto), en la moral colectiva; pues estas nos abren la puerta a la creación de un pensamiento único e individual. Estamos en un mundo en el que el ser solo existe cuando forma parte de un colectivo, y no como un ente individual que tiene la capacidad de decidir por sí mismo, asunto al que se llega a través de la Filosofía; pues esta da las herramientas necesarias para acceder a ello y estimula el desarrollo de la capacidad de pensar que todo ser humano posee. Eliminándola, el sistema de funcionamiento de la sociedad española enseñó más la patita, porque eso supone la anulación del desarrollo de la capacidad de pensar al que me vengo refiriendo.
Y no solo eso, desde la REF (la Red Española de Filosofía) se lanzó un comunicado advirtiendo que no va a regresar en su totalidad, puesto que en 4º ESO la asignatura de Ética no va a volver, por lo menos de momento. Dudo que estuvieras al tanto de esto último porque hubieras sido más específico en tu pregunta. De nuevo, se trata de algo que se ha preferido no hablar en los medios y que no es sino la parte más importante de toda esta cuestión: es fundamental que en la enseñanza obligatoria el alumno adquiera los conocimientos básicos para poder conocer su papel en la sociedad y en el mundo. Ya lo dijo Nietzsche, la sociedad se encarga de fabricar a seres débiles, a lo que yo añado que el secreto de esa debilidad reside en hacernos diestros y no zurdos.
¿Crees que se estudia, o se estudiaba, o se estudiará, correctamente la filosofía en las aulas?
No soy profesora de filosofía, así que mi punto de vista parte, por un lado, de mi experiencia personal como alumna de esta asignatura; y por otro, de pensadora que soy hoy. Sin olvidar esto, no creo que solo dependa del plan de la asignatura (que también), sino del profesor y de su real vocación o no de querer ser docente de filosofía. Una persona que imparte clases porque debió elegir ese destino no fomentará el mismo interés en sus alumnos que otra que las imparte porque quiere, porque lo siente, porque cree en ello que está enseñando. En este sentido, puedo decir que me siento muy afortunada y que no tengo nada más que añadir.
El individuo vs la sociedad. Es el gran tema de tu libro, aunque seguramente habría que matizar con precisión en qué consiste la dicotomía. ¿En qué consiste?
El aire que respira la dicotomía tiene que ver con el Amor, el amor y la fidelidad que uno guarda o no para consigo mismo. Como te he mencionado antes, la sociedad funciona de tal manera que el ser solo existe cuando forma parte de un colectivo y no como ser individual que es en realidad. El ritmo de la vida de uno viene determinado por lo que se espera de él (se supone que como “individuo”), esto es, un movimiento que va de lo externo a lo interno de uno mismo; por lo que este se encuentra presionado por aquello que “debe” hacer, aquello “lógico” y “normal”. Este hecho provoca que el ser en cuestión reprima su “querer” hacer, aquello íntimo e individual donde lo lógico y lo normal es que sea distinto al resto y no igual. Esa represión que él se hace a sí mismo, lejos de acercarle al amor propio, le conduce al odio y este se ve manifestado en emociones y sensaciones negativas que solo él padece. Asimismo, esta situación interna se cree compensada por encontrarse en sintonía con los otros seres con los que forma sociedad porque ellos están igual. Vendría a ser el falso consuelo de que como es “normal”, me “debo” fastidiar porque es lo que hay. Pero no es así.
La moral colectiva es un fraude. Solo beneficia a los que nos quieren haciendo lo que “debemos” para que nos llenemos la mente de nubes mentales negras y preocupaciones innecesarias, mientras formamos parte de un sistema corporativo de servidumbre hasta el día de nuestra muerte; pues así no tenemos espacio ni tiempo para crear un pensamiento único e individual, aquello que viene determinado por el amor hacia uno mismo y hacia su propia vida.
La felicidad, el eterno problema. ¿Es posible ser feliz?
Por supuesto que se puede ser feliz. “El problema”, como bien indicas, viene cuando el concepto de felicidad no está definido por uno mismo. Aquí viene el error: cuando se piensa que “felicidad” es aquello que está definido por el exterior como algo ideal frente a lo que uno no se detiene a pensar si realmente lo es o no para sí. En el libro doy nombre al patrón que nos venden y describo como el que se “debe” cumplir para hallar la felicidad, esto es, “la Fórmula de la Felicidad”. En cambio, si existe una modalidad estándar que se supone que hace feliz a todos y en la práctica no es así, será porque esa Fórmula de Felicidad es un engaño. Y el camino para hallar la felicidad, lo que llamo “Felicidad Real”, o dicho de otro modo, para poder ser creadores de nuestra propia felicidad, es atendiendo a aquello que se “quiere”, lo que reside en el interior de uno mismo.
De ahí que la felicidad se haya convertido en “el eterno problema” porque difícilmente se es feliz si uno se encuentra intentando alcanzar un ideal de felicidad que no existe. Además, esta misma pregunta que me planteas bebe de eso, sino no la plantearías, ya que se da por hecho que felicidad es algo único ya establecido y que esta es inalcanzable. Luego vienen las frustraciones, pero es que es inalcanzable porque no es real. Y el ejemplo por antonomasia es aquella famosa oración que a pie de calle las personas mayores (o no tanto) van pregonando: “si yo tuviera tu edad, las cosas que haría”. Las cosas que no hicieron porque tuvieron miedo de hacer lo que quisieron y simplemente Ser.
¿Podrías explicar a los posibles lectores de tu libro en qué consiste la metáfora que planteas sobre los zurdos y los diestros?
Me gustaría corregir que no es una metáfora, pues se trata de una realidad lógica basada, por una parte, por anatomía, biología y filosofía; y por otra, por un análisis psicológico y social.
Lo zurdo y lo diestro tiene mucho que ver con el “querer” (zurdo) y el “deber” (diestro) ser, aspecto que también influye a la hora de ser enteramente libres; y poder crear un pensamiento individual alejada de la impuesta en la moral colectiva que, desde la infancia, tanto se empeña nuestro alrededor en que integremos en nuestro ser.
Ser zurdo implica mucho más que escribir con la mano izquierda: es una filosofía de vida, de ser uno mismo a nivel individual y, por tanto, de ser creadores de nuestra propia felicidad. Reconectar con la parte zurda de nuestro cuerpo, aquella que el sistema trata de censurar, implica poner el foco de atención en aquello que nos mantiene realmente vivos: las emociones, las sensaciones, la creatividad, lo artístico, lo interno.
¿Y por qué digo esto? El mundo está fabricando diestros porque no interesa precisamente eso, que activemos las habilidades que incluye el hemisferio cerebral al que se corresponde la parte izquierda de nuestro cuerpo. El hemisferio derecho responde a patrones que hemos asimilado como lógicos, lo matemático, lo externo, lo que no tiene que ver con Ser a nivel individual, sino con el Ser que solo existe a nivel colectivo, en sociedad. En el libro planteo una escala de Ser en tres niveles íntimamente relacionada con lo zurdo y lo diestro y, al mismo tiempo, con la Fórmula de la Felicidad que anteriormente te indicaba. El caso, aquí, es que nos quieren sumisos, como máquinas sin conciencia cuyas cadenas han dejado de ser simbólicas, existen y son los móviles.
¿Existe algún motivo simbólico para que los dos protagonistas de tu libro se llamen Selene y Homero?
Sí, me encanta el simbolismo y no sólo son los nombres sino que el sentido de estos los traslado a la portada, por lo que la misma tiene una relación directa con el significado de cada uno.
Homero proviene del griego y significa “el que no ve”, “ciego”. Se dice que el poeta Homero, el que escribió la Ilíada y la Odisea, fue ciego. De la misma manera que su nombre de origen es “Omeros”, cuyo significado es “aquel que es un rehén”; rehén de algo, en el libro, de la moral colectiva y el sistema corporativo de servidumbre.
Selena, por otra parte, es un nombre que significa “la mujer de La Luz”. Es de origen hebreo y proviene de la mitología Griega donde Selene es la diosa de la luna, la personificación de la luna. También por su fusión con Elena, que significa “Luz”, “antorcha”.
En la escala del Ser que anteriormente he mencionado, Homero se sitúa en el grado medio y Selena en el alto; por lo que esta le acerca su conocimiento para alumbrarle el camino de la vida en este mundo y que pueda dar “el salto” de grado, pasar del “deber” al “querer” y ser feliz. De nuevo, relacionado con lo zurdo y lo diestro.
¿Crees que es un libro apto para todo el mundo? ¿Cómo lo recomendarías a los potenciales lectores?
Va dirigido a todas aquellas personas que quieran revolucionar su vida, redescubriéndola, y con ella, el mundo para verse realmente libres. A mentes inquietas que buscan respuestas sobre el motivo por el que la sociedad está construida de una determinada manera y no de otra. Para aquellos que se cuestionan sobre la razón por la que se afirma que ser zurdo es un misterio, frente a lo que defiendo que se trata de una realidad que el sistema nos pretende ocultar y, por tanto, se encarga en censurar.
A los fanáticos de la filosofía, en especial a aquellos a los que les apasione Nietzsche, así como sus seguidores. Asimismo, me he dado cuenta de que abro una rama de conocimiento y de percibir el mundo que, lejos de ser nueva, siempre ha estado ahí: la relación de “lo zurdo” y “lo diestro” con el mundo y las personas que habitan en ella. En este sentido, aquel lector que busca respuestas y no halla nuevas explicaciones que se adecuen a su propio entendimiento del mundo, en esta obra igual las encuentra o se da cuenta de que las preguntas estaban mal planteadas. En nuevas realidades se necesitan nuevos planteamientos, aquí yo traigo uno.