Charlamos en exclusiva con el poeta cubano Yoendri Lafargue Navarro, autor del sensacional poemario Desnudando el alma, recientemente publicado por Editorial Círculo Rojo.
En tus poemas se tratan los más diversos temas. ¿Cómo sucede esto? ¿Cómo se inspira un poeta?
No todo en la vida es amor o desamor. También vivimos otras emociones, por ejemplo, una crisis existencial. ¿Cuántos de nosotros no han pasado por eso? ¿Cuántos de nosotros no necesitamos un consejo, una frase de aliento para ver las cosas de otra manera? Hay mucha gente que necesita escuchar a otro porque teme escucharse a sí mismo. En mi caso, a veces me hablo a mí mismo desde el silencio, y esa conversación luego me gusta reflejarla en un poema. Por eso mis poesías contienen los más diversos temas.
Un poeta se inspira con cada cosa, con cada cotidianeidad, con cada sentimiento que prueba o que ve en su entorno. Ya sea con los amigos, familiares o conocidos. No necesariamente tiene que ser una propia vivencia, puede ser una vivencia de otra persona, pero que toca las fibras más sensibles del poeta, o que inspira, o que encanta, o que genera empatía.
¿En qué consiste eso de desnudar el alma?
Desnudando el alma es eso, sentimientos que vienen del alma. Los sentimientos que probamos son diversos, como el amor, el desamor, la tristeza en general, la alegría, la melancolía, etc. y es eso lo que reflejan mis poemas.
El amor es, como suele pasar con los poetas, un tema central en tu Desnudando el alma. ¿O acaso es el desamor?
Pienso que en mis dos poemarios el amor y el desamor son el eje central, pero en Desnundando el alma se tratan con mayor madurez y lejos de esa inocencia juvenil que se refleja en mi primer poemario.
¿Es el poeta un filósofo? ¿Es el filósofo un poeta?
Muy buena pregunta, porque siendo poeta, siempre fui bueno en filosofía, a pesar de que no me gustaba como materia. Pienso que ambos ven las cosas desde lo existencial, pero el poeta pone ese toque espiritual-sentimental que quizás el filósofo pasa por alto al hacer tanto estudio y análisis de las cosas. El poeta se deja llevar por las emociones y los impulsos que lo llevan a escribir. El filósofo es más racional, aunque esto no quiere decir que no existan poetas racionales.
Una pregunta que, pese a ser habitual, es justa y necesaria: ¿cuáles son tus referencias literarias?
En la adolescencia y juventud fueron muy necesarios los poemas de José Martí, héroe nacional de Cuba. Así como los poemas de Nicolás Guillén y los poemas de la escritora cubana Dulce María Loynaz. Posteriormente descubrí mi admiración por la poetisa cubana del siglo XIX Gertrudis Gómez de Avellaneda, el poeta cubano José Ángel Buesa y el escritor colombiano Gabriel García Márquez.
¿Cómo ha sido tu experiencia con la autoedición?
Tengo que decir que ha sido una experiencia increíble. Sobre todo para los jóvenes poetas como yo. Sabemos que aquí en Europa la poesía no está entre los géneros literarios más demandados por las editoriales y la autoedición es una excelente opción para todo aquel poeta que quiera ver materializada la publicación de su libro.