CÍRCULO ROJO.- Isabel Miranda empezó a escribir con tan solo nuevo años. Hoy, publica de la mano de la editorial Círculo Rojo, ‘La sed de mi alma buscó las fuentes’. Una recopilación de poemas escritos en cuadernos a lo largo de su vida.
Es un poemario con la expresión de su transformación como persona humana. Orientado a todas las personas aficionadas a la lectura, a la poesía crítica, clásica y modernista.
Escribir se ha convertido para ella en una necesidad, ella asegura que es como tener sed y saciarla en trozos de papel. El lector encontrará en su obra diversas temáticas de idilio, el amor si no es genuino no es amor. Es libertad. El elegir a alguien sin ataduras. El permanecer a su lado. Y el irse de el cuando ya no hay manera de quedarse.
Entre estas páginas también hay amistad, fraternidad y esos lazos que se forman. Y por último también se destaca su relación con un Ser Superior en quien ella confía con quien mantiene una intimidad espiritual cercana.
SINOPSIS
«La necesidad de algo lleva a la acción»; son las primeras palabras con las que la autora define el título de su obra y la obra en su esencia. Como seres humanos, estamos envueltos en una serie de necesidades por naturaleza y siempre estamos en la búsqueda de satisfacerlas.
El espíritu está inquieto constantemente, por lo etéreo, lo sublime, lo terrenal. El alma encuentra reposo en su propio lecho o en las entrañas del amor y la amistad; temáticas que abundan en esta obra.
La autora, a través de esta antología, rinde humilde homenaje a los poetas y escritores Safo, Horacio, Cervantes, Víctor Hugo, Darío y otros personajes que estimularon su gusto por la poética y lectura desde su niñez.
AUTORA
En el año 1996 nace Isabel Miranda, en la Región Autónoma Atlántico Sur de Nicaragua, país situado en el istmo de Centroamérica, en el corazón de América. Desde su niñez, Isabel se muestra inclinada a la acción poética, improvisa cuartetos, declama poesía en la escuela de primeras letras. A los nueve años escribe su primer álbum de poesía; y a los doce años, una novela juvenil en donde plasma todos los recuerdos de su niñez y adolescencia. Toma prestada de su hermano mayor, Santos, con quien comparte el gusto por la poética, obras literarias de poetas y escritores. El primer libro que leyó fue Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes; y luego, obras del príncipe de las letras castellanas, Rubén Darío, Rimas y Leyendas, de Gustavo Adolfo Bécquer; poesías de Quevedo, obras de Víctor Hugo, Horacio, Safo de Lesbos y otros.
¿Quién no se sentaría en una tarde dorada a leer un libro de estos grandes poetas, tomando una taza de café o una copa de vino?
He aquí la razón por la cual Isabel se siente atraída por los versos de romanticismo y el modernismo, consonante perfecta y versos de arte mayor como el Alejandrino, y Odas horacianas, por ejemplo. El poemario La sed de mi alma buscó la fuente es una compilación de los versos que Isabel ha escrito a lo largo de su vida, en donde hace manifiesto un homenaje a los escritores que hicieron de su vida un hermoso escenario de poesía y canciones. La poesía es una forma de sanar y, por lo tanto, de vivir; y en ocasiones es una acción de sobrevivencia para liberar y expresar lo inexpresable en palabras.