CÍRCULO ROJO.- En un panorama literario dominado por tendencias previsibles, emerge La vida es pueblo, de Calderón de la Paca, la más reciente obra de Nana Parres, que rompe moldes y se adentra en los entresijos de la sátira social con una prosa tan mordaz como exquisita. Publicada por Editorial Círculo Rojo, esta novela es un soplo de aire fresco para quienes buscan literatura sin filtros ni complacencias.
Un relato nacido del azar y la inspiración más genuina
La historia de esta novela se gestó de manera espontánea en un momento de intimidad cotidiana: “Una noche, al acostarnos, mi mujer me pidió que le contara un cuento”, recuerda Parres. De ese primer esbozo improvisado nació una trama que, en apenas cuatro meses, se convertiría en un manuscrito depurado y afilado. La vida es pueblo, de Calderón de la Paca no sigue fórmulas impuestas ni busca acomodarse a las tendencias editoriales. En palabras de la autora, “lo último que pretende es agradar al lector o a la corriente actual”.
Villavieja de la Azotaina: un microcosmos de lo absurdo y lo real
La novela nos traslada a Villavieja de la Azotaina, un pueblo donde la tradición, la modernidad y la estupidez humana conviven en un cóctel irresistible. Con un fino sentido del humor y una ironía certera, Parres nos presenta personajes que oscilan entre lo entrañable y lo grotesco, desgranando sus anhelos, contradicciones y miserias en una narración que recuerda al mejor Valle-Inclán, pero con una voz fresca y actual.
La protagonista, María Barrero Carrasco, representa el espíritu indomable que se enfrenta a la mediocridad con inteligencia y desparpajo. A través de ella y de una galería de secundarios inolvidables, la autora construye un universo literario en el que la crítica social se filtra con naturalidad entre diálogos afilados y escenas memorables.
Más que una novela, una experiencia literaria sin concesiones
La vida es pueblo, de Calderón de la Paca es una obra que desafía al lector. Le hará reír, incomodarse y, en última instancia, reflexionar. Es una sátira que no deja títere con cabeza, pero que, al mismo tiempo, abraza con ternura la esencia más pura de lo humano. Un libro que, sin duda, dará que hablar y que merece un lugar destacado en el panorama cultural actual.
SINOPSIS
La vida es pueblo, de Calderón de la Paca, cuenta la historia de Villavieja de la Azotaina y de sus singulares habitantes.
De la mano de la familia Barrero Carrasco, el narrador consigue sumergir a los lectores en la rutina de un pueblo tranquilo e idílico que se ve sobrecogido por unos inesperados acontecimientos que producen un vuelco de ciento ochenta grados en sus apacibles vidas. Con tono grotesco y absurdo, mientras intentan adaptarse a las novedades, los personajes tratan cuestiones sociales, políticas y personales con la naturalidad, cercanía y cariño con que se manejan en los ámbitos familiares.
El contraste y la comparación entre la España rural y la cosmopolita, y cómo estas diferencias generan cierta atracción la una por la otra, plantean un discurso mucho más íntimo que, de manera indirecta, hace al lector partícipe. Afanarse por lo que no se tiene y evidenciar la ignorancia al opinar sobre lo que se desconoce nos induce a reflexionar sobre nuestras verdaderas necesidades.
La vida es pueblo, de Calderón de la Paca, se desapega de todo tipo de prejuicios para mostrar a unos personajes entrañables que solo aspiran a vivir en paz: libres de enjuiciamientos y presiones, libres para elegir su propio camino y libres para soñar con un mundo de Oz, como todos quisiéramos el propio.
AUTORA
Nana Parres, una mujer en constante movimiento, nació en San Fulgencio, rodeada de huertos, hortalizas y muy cerca del mar. Su infancia, marcada por los juegos, los dibujos animados, los cuentos e incontables travesuras, jugó un papel crucial en la formación de su visión del mundo y su particular expresión escrita.
Desde muy pequeña escribía y representaba obras teatrales con cierto carácter absurdo. Más tarde, al descubrir la literatura de Samuel Beckett y enamorarse de ella, así como de Molière, Valle-Inclán o Camus, entre otros, entendería que ese lenguaje siempre formó parte de su voz literaria.
Recibió una educación estricta, nunca exenta de respeto ni de amor, donde pudo sentirse libre e independiente desde muy temprana edad. Quizá este talante juguetón, curioso y abierto sea el que la conduce a una incesante exploración de lo desconocido, sin etiquetas, ajena a modas, límites o convencionalismos.
En su trilogía Los espejismos de un juego, desoyendo toda recomendación, unió en un solo libro los dos primeros tomos para sorprendernos con un guion cinematográfico que precede a la novela. Un año y medio después de la publicación del último tomo, Nana Parres nos transportó a El Bierzo con la novela Mientras las cosas suceden, una historia transversal que nos conmueve y divierte a la vez.