Laura Arias Bueno debuta con un libro de relatos sincero, descarnado y vibrante que desafía los convencionalismos literarios.
CÍRCULO ROJO.- “Los putos pájaros en la cabeza” emerge como una obra necesaria, un grito literario que no busca complacer, sino remover. La abogada penalista y escritora Laura Arias Bueno se estrena en el panorama editorial con este libro de relatos publicado por Editorial Círculo Rojo, en el que vuelca, con desarmante honestidad, una mirada cruda y a la vez poética sobre la memoria, el trauma y la infancia.
Un debut inesperado, pero inevitable
Laura Arias Bueno ha escrito desde la infancia, pero su carácter introspectivo la había mantenido alejada de la publicación. Fue la pandemia la que marcó un punto de inflexión, dando forma a un compendio de textos que oscilan entre la evocación nostálgica de los años 80 y 90 y la exploración de cicatrices personales. “Este libro es un diálogo con mi niña interior, una forma de reconciliación con ella”, explica la autora, quien aborda temas como el abuso infantil, la depresión y la lucha interna por la identidad desde una prosa ágil y visual, que atrapa y sacude a partes iguales.
Un viaje literario a la infancia y más allá
El libro, estructurado en relatos de distintas longitudes y ritmos, se sostiene sobre una voz narrativa en constante diálogo consigo misma y con el lector. “A veces parece que Laura Arias Bueno nos escribe directamente al oído, como si nos confiara un secreto a media voz”, apuntan las primeras opiniones de los lectores. En sus páginas, conviven referencias a películas, música y elementos de la cultura pop que evocarán a toda una generación.
Un libro que desafía y no deja indiferente
Lejos de ser una lectura complaciente, “Los putos pájaros en la cabeza” invita a la reflexión y al cuestionamiento. La autora no teme exponer su universo interior con un lenguaje directo, a veces mordaz, que lleva al lector a preguntarse si la literatura no debería ser siempre así: una sacudida, un desafío, un espejo incómodo. “Quizás el lector se sorprenda pensando: no sé si me está gustando este libro, esta tía que escribe está trastornada, debo releerlo… o no”, bromea Arias Bueno, consciente de la fuerza disruptiva de su estilo.
AUTORA
Laura Arias Bueno (Madrid, 1980).
A caballo entre lo civil y lo criminal, Laura lleva media vida dedicada al noble oficio de sobrevivir cuando uno no elige la intensidad de la que está hecho, y esa intensidad lleva unas riendas complicadas. Y es que se vive mucho y muy deprisa, subida en la montaña rusa de veinte años como humilde y callejero abogado, víctima de abuso sexual infantil reconstruida en buscadora incansable de porqués entre comisarías, prisiones, límites difuminados que sobrevuelan defensas y acusaciones, causas perdidas, vidas aún más extraviadas, búsqueda de solución a los problemas de otros, y naturalezas humanas imposibles de describir o abarcar.
Lecciones de vida que fueron salpimentando ese plato principal que todos tenemos en el horno el día más especial del año, y rezamos para que ni se queme ni quede sin hacer.
Seducida desde niña por la filosofía y cualquier expresión artística posible e imposible, encuentra inspiración entre los pensamientos de Carl Jung o las letras de Extremoduro, las coplas viscerales de músicas de antaño, los garabatos de los niños y el código secreto de las hadas o los animales. Entre la razón y la pasión. Eterna dualidad que nos enfrenta desde los tiempos de las cavernas.
Con el espíritu de una adolescente sin fecha de caducidad, lucha a diario por mantener viva una mirada inocente con la que observar el mundo sin el sesgo inevitable que impone la madurez, para abrir las jaulas de todas aquellas sensaciones, sentimientos y emociones que conforman la poesía humana cuando esa naturaleza se atreve a no dejarse domar por las creencias impuestas, los axiomas educacionales o los sistemas y patrones sociales o familiares que tapan la intuición, la que lleva a un inconsciente particular indómito, prometedor y necesario.
Es un libro que solo trata de meterse dentro, porque dentro está la clave cuando da continuo error lo de fuera. Una humilde aproximación a la luz de Krishnamurti que tan magistralmente resumía: «No es saludable estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma». Porque, quizá, estar desconfigurado sea, hoy en día, el mejor de los talentos.
En este debut literario, Laura libera algunos de sus pájaros para que puedan revolotear con el lector. Como una Pandora abriendo su caja, déjese atrapar por el ingenioso vocabulario de orfebre de esta contadora de historias que duda de todo y hace dudar, huyendo de las certezas absolutas que solo mutilan; porque ya lo cantó Swarma hace unos años: «Creía que hacerse mayor otorgaba algo más de control, al menos en mi caso no es así, hay cosas que aún no sé decir».
Son esas cosas, difíciles de verbalizar, guardadas para uno (que, en realidad, somos todos), las que componen un canto a la vida, muy vivida y desde muy pronto.
Un grito de guerra liberador, terapéutico, y sin más pretensión que volar.
Un libro que es mucho más que eso, el hijo rebelde de un universo salvaje.