La novela histórica, un género que entrelaza con maestría los hilos de la ficción y la realidad, ha sido durante mucho tiempo un pilar fundamental en el mundo literario. Este género se enfrenta al desafío constante de equilibrar la precisión histórica con la narrativa envolvente y la necesidad de contar una historia, un acto de malabarismo que requiere una investigación profunda y una imaginación creativa. Los autores de novelas históricas no solo deben sumergirse en la época que retratan, capturando con fidelidad sus detalles y atmósfera, sino que también deben dar vida a personajes convincentes que respiren en esos marcos temporales pasados.
En su recepción, la novela histórica ha experimentado una dualidad fascinante. Por un lado, la crítica literaria a menudo la examina bajo un microscopio, evaluando la precisión de los hechos históricos y la habilidad del autor para tejer estos elementos en una trama cohesiva y atractiva. Por otro lado, el público lector suele ser menos riguroso en su análisis, buscando principalmente una escapada a épocas y lugares remotos, una ventana a mundos que ya no existen pero que cobran vida en las páginas de estas narraciones.
Esta dualidad es evidente en Daysan, de la autora Virginia Crespo, una novela, publicada recientemente por la editorial Círculo Rojo, que sin duda capturará tanto el escrutinio crítico como el interés del público.
Cuenta la epopeya existencial de Daysan Ibn Ishaq, un noble musulmán. Comienza en medio de un campo de batalla silencioso y devastado. Después de una batalla perdida, su castillo es destruido, y Daysan y sus fieles seguidores, cansados y heridos, buscan refugio. En medio de la desolación, Daysan se encuentra con una mujer joven, María, quien tiene conocimientos de curación y ofrece su ayuda para tratar a uno de sus guerreros heridos, apodado Roble. La chica, que además tiene otros poderes —como comunicarse con el más allá—, se une al grupo, y pronto comenzará a desarrollarse una relación especial con Daysan, sobre todo tras caer enfermo y ser atendido por ella, a la vez que este se centra en recuperar su vida en la ciudad en la que se terminan alojando, Cartagena.
Por otro lado, en una trama paralela, se narra la historia de Abderramán, un joven príncipe confinado en un harén, nieto del emir de Córdoba, que es secuestrado y se ve lejos de su vida en el palacio. Desde su destierro, planea regresar a su ciudad.
Tras varias tribulaciones y aventuras, los destinos de Daysan, María y Abderramán se terminan encontrando.
Y hasta aquí puedo leer. Como comprenderán, no puedo aportar más detalles de esta trepidante y excelente novela histórica. Si quieren saber más, ya saben. Eso sí, les doy una pista: el tal Abderramán es Abderramán III, que ascendió al trono en 912, heredando un emirato al borde de la disolución y plagado de conflictos; terminaría proclamándose califa en 929 y controlando casi toda la península ibérica.
Este es, sin duda, uno de los puntos fuertes de esta novela, los personajes reales que aparecen y se relacionan con los protagonistas ficticios de la trama, creando una suerte de ucronía maravillosa. Y es que, pese a que tiene mucho de aventuras, y algunas cosas paranormales —que le otorgan un maravilloso valor añadido—, se trata de una ficción histórica realista y fiel a la época en la que está ambientada. Esto se aprecia a la perfección en la descripción de los distintos escenarios por los que se desarrollan las diferentes tramas, lo que a la vez genera una atmósfera inmersiva que atrapa al lector desde el primer momento. Este aspecto es esencial en una buena novela histórica, y Virginia Crespo, en este aspecto, aprueba con creces. Se nota que ha realizado un profundo trabajo de investigación histórica para conseguirlo.
Es una novela de espacios, pero también de personajes, complejos, poliédricos y con un amplio mundo interior, llenos de claroscuros y de matices, y con una rica historia personal detrás. Nuestra autora, Virginia Castro, va aportando y construyendo poco a poco los personajes de esta trama, y lo hace con calma, con la precisa intención de que el lector vaya empatizando de forma paulatina con ellos y consiga comprender sus pensamientos, sus ambiciones, sus tormentas y sus complejidades.
Además, la autora trabaja los tiempos narrativos de forma excelente, creando desde el principio un ritmo ágil y fluido, que hace que el lector no para de leer, y construyendo la necesaria intriga y tensión que conduce hasta el clímax final.
En resumen, Daysan es una novela emocionante y bien escrita, que promete mantener a los lectores enganchados con su trama intrigante y su rico trasfondo histórico. La combinación de elementos reales e imaginarios se maneja con habilidad, creando un mundo fascinante que es tan verosímil como creíble. La capacidad de la autora para tejer una historia convincente es evidente, y el libro seguramente será un éxito entre los aficionados a los relatos históricos y de aventuras.
Muy recomendable.