Pese a que el género fantástico, entendido de una manera muy amplia, ha sido sobrexplotado en los últimos años, nunca pasa de moda, y de vez en cuando aparece alguna obra que ofrece algo distinto y sugerente y contribuye a refrescar la escasez de ideas que, de vez en cuando, afecta a este género. El caso que nos ocupa es buena muestra de ellos: Swan’s Coven, una entretenida y genial novela escrita por el autor Marcos Rodríguez y publicada recientemente por la editorial Círculo Rojo.
Se trata de una novela de fantasía para jóvenes adultos centrada en el mundo de la brujería real, libre de los clásicos clichés atribuidos a las brujas y brujos en numerosas novelas, y mucho más cerca de movimientos contemporáneos como el paganismo o la Wicca.
Las protagonistas de esta historia son dos jóvenes brujas y universitarias, Amber y Opal, habitantes de Swan’s Island, una aislada isla del estado de Maine, Estados Unidos. Amber, por un lado, además de tener un pequeño herbolario, estudia Biología y está conectada al elemento tierra, es una bruja verde y echa las cartas para adivinar el futuro. Opal, de origen indio, pese a ser invidente, estudia Física, y tiene varios poderes. Por ejemplo, es capaz de captar el aura de la gente y de los objetos, lo que permite hacerse una imagen tridimensional de todo; además, controla el péndulo y es capaz de viajar astralmente.
La acción comienza cuando Amber y Opal realizan un ritual durante la noche mágica de Samhain —un Samhain, además, especial— y Opal tiene una visión premonitoria sobre un gran peligro y una serie de cambios que harán tambalear sus vidas y las de sus vecinos para siempre. Y curiosamente, poco después, se instala en la isla un enigmático matrimonio…
Y hasta aquí puedo leer. Por supuesto, la novela se va poco a poco complicando con la entrada de nuevos personajes y nuevas tramas, hasta llegar a un final para nada previsible, algo que siempre es de agradecer. Pero para descubrilo, tendrán que leerla. No se arrepentirán.
Es cierto que, pese a algunos recursos que marcan claramente una diferencia y que representan un soplo de aire fresco dentro del género, la novela juega con algunas ideas clásicas de este tipo de temáticas. Tampoco es raro y, por supuesto, no es criticable. Quejarse de que se repitan esos clichés sería, en este caso, como quejarse de que una novela de ciencia ficción está ambientada en un futuro fantástico en el que le tecnología se ha hiperdesarrollado.
Desde una perspectiva puramente formal, Swan’s Coven destaca en tres aspectos: por un lado, su estructura, a la que se van sumando tramas y personajes, camina en un continuo in crescendo que ayuda a atrapar al lector y que no pueda parar de leer sus páginas hasta conocer cómo concluye todo. Parece fácil, que la estructura y la capacidad de crear el necesario clímax es una de las características esenciales de toda buena novela.
Por otro lado, la prosa de Marcos Rodríguez destaca por su extraordinaria capacidad para construir los personajes que deambulan por sus páginas. No se trata de personaje simples y básicos, sino que se esfuerza por dotarlos, tanto a los protagonistas como a los secundarios, de aristas y complejidades, haciéndoles realistas —dentro lo que un género como el fantástico permite—. Además, el lenguaje juvenil, cercano y creíble, ayuda a que el lector, especialmente el más joven, se identifique plenamente con algunos, motivo más para que la novela les enganche.
Muy de destacar que, lejos de los clásicos clichés de algunas obras del género, en los que personajes se definen de una forma muy estereotipada como «buenos» o «malos», aquí, al contrario, deambulan en torno a un realista término medio, más propio de los antihéroes de la cultura posmoderna que de los superhéroes, con sus diferencias, de los clásicos de la fantasía.
Y en tercer lugar, donde mejor desarrolla sus capacidades narrativas el autor es en la descripción de los espacios y lugares donde se desarrollan las tramas. Así, del mismo modo que construye a sus personajes con la fina y metódica precisión de un cirujano literario, los enmarca en un contexto determinado que, como es lógico, influye tanto en la historia como en los propios protagonistas. En este caso, los espacios —la inquietante «Isla de los cisnes»— son tan protagonistas de la historia como los propios personajes. Es más, todas las subtramas giran en torno a ellos…
En otro orden de cosas, merece la pena destacar el magnífico nivel de conocimiento que demuestra poseer el autor sobre este complicado mundo de la brujería y el esoterismo; y no solo eso: además, en la novela abundan muchas referencias a la historia, a la mitología, a las ciencias ocultas, a las religiones…
En resumidas cuentas, y ya concluyendo, se puede afirmar sin ninguna duda que Swan’s Coven es una grata sorpresa y todo un soplo de aire fresco en la narrativa fantástica española contemporánea. Y, sobre todo, es muy entretenida. Poco más se puede añadir.
Absolutamente recomendable.