Dijo en cierta ocasión el grandísimo escritor Mark Twain que «una persona no puede estar cómoda sin su propia aprobación». Cuánta razón tenía. Sin una correcta valoración de nosotros mismos, sin querernos y valorarnos, sin una autoestima desarrollada, tanto nuestro estado emocional como nuestras relaciones con los demás se ven afectadas; de ahí la importancia que en las últimas décadas se le ha dado a la autoestima desde la psicología, el mundo coach y las obras de desarrollo personal. Las librerías están repletas de libros que ayudan a potenciarla.
En el caso de la obra de la que hablamos, El paseo matutino de Fli, de la autora Nuria Mari Mari, recientemente publicada por la editorial Círculo Rojo, se pone la mirada en los más pequeños, pues en ellos es donde más necesario se hace fortalecer la asunción de la propia valía y el descubrimiento de las mejores capacidades de cada uno.
La historia es muy sencilla: en un pequeño y minúsculo planeta, perdido en la inmensidad del espacio y habitado por un buen número de seres que «se hacen llamar… “seres”», vive un noble ser llamado Fli, el protagonista de la historia. Fli es alegre, ama la vida, goza de su planeta y, como a todos, le encanta jugar, saltar en los charcos, comer, pasear y compartir momentos con los otros seres con los que convive en el mismo planetilla. Hasta que un día, por motivos que no vienen al caso, tomo conciencia de que, a diferencia del resto de sus paisanos, no sabía hacer nada especial, lo que le lleva a pensar que no valía para nada, a sentirse un poco triste y a lanzarse a buscar algo que le hiciese especial…
Y hasta aquí puedo leer, claro. No es mi intención desvelar nada más sobre la trama de El paseo matutino de Fli. Si quieren saber más, tendrán que hacerse con un ejemplar de este precioso álbum ilustrado. Pero sí hay algo que me gustaría apuntar…
La obra gira en torno a dos grandes ideas que merece la pena comentar y que, sin duda, además de la bonita historia que cuenta y de sus chulísimas ilustraciones, le dan un valor añadido al libro, en especial desde una perspectiva pedagógica.
Por un lado, como ya adelantaba, la importancia de la autoestima para desarrollar de un modo más sano nuestro mundo interior emocional y nuestras interrelaciones sociales. Claro, eso parece fácil, pero todos sabemos que no siempre somos capaces de valorarnos correctamente a nosotros mismos, aunque los motivos pueden ser muy diversos; y, por otro lado, no siempre está en nuestras manos, ya que existen circunstancias sociales y vitales que influyen en la correcta percepción de nuestra propia valía. En cualquier caso, con esta historia tan sencilla, Nuria Mari muestra a sus potenciales lectores (niños especialmente, claro, aunque también adultos), que el camino para mejorar la autoestima pasa sí o sí por la introspección y el trabajo en uno mismo. Claro, es complicado, pero merece la pena. Y la historia de Fli sirve como un ejemplo perfecto de hasta qué punto el «no puedo» o el «no valgo para nada» son actitudes que se pueden superar tomando conciencia de que sí que podemos, aunque quizás no con todo, y de que sí que valemos, aunque quizás no para todo. De ahí la importancia paralela que tiene la sana autocrítica, siempre que sirva como acicate y no como freno.
Esto nos lleva al otro gran aprendizaje que nos ofrece El paseo matutino de Fli: la importancia de encontrar lo que nos hace especiales, búsqueda a la que, como vimos, se lanzó el bueno de Fli. Y es que es importante entender que todos, absolutamente todos, tenemos capacidades que podemos desarrollar y, lo que es más importante, la superior capacidad para aprender y trabajar en lo que queramos, aunque hasta ese momento no hayamos visto que somos capaces de ello.
La suma de ambas ideas (desarrollo de la autoestima y de capacidades que nos enriquezcan) nos hará, sin duda, ser mejores personas, tanto respecto a nosotros mismos como en relación a los demás.
Así, lo maravilloso de esta obra infantil es que ofrece estos necesarios y geniales aprendizajes de una manera sencilla y sutil a los niños. Y es que es en esas edades donde ambos principios se pueden desarrollar mejor. En nuestras manos, como padres, está. Todos tenemos que involucrarnos necesariamente. El futuro de nuestros hijos y de nuestro mundo está en juego. Y libros como este ayudan, y mucho.
Ya para terminar, desde una perspectiva más formal, comentar que, aunque la prosa es sencilla, ágil y cercana, y aunque es perfecta para niños, no es una prosa pura y ortodoxamente infantil. Esto es muy destacable, porque muchas veces se suele abusar de cierta condescendencia a la hora de escribir para lectores infantiles.
En resumidas cuentas, una obra tan maravillosa como recomendable. Debería estar en cada casa.