RESEÑA El último cielo
La vida, en su esencia, puede entenderse como un viaje continuo, una travesía que abarca tanto lo físico como lo espiritual, tanto lo externo como lo interno. Desde el momento en que nacemos, nos vemos impulsados por la necesidad de explorar, aprender y transformarnos. Este concepto del viaje está íntimamente relacionado con algo sobre lo que han reflexionado los filósofos desde la más remota antigüedad: el camino de autodescubrimiento que todos recorremos, en el que las preguntas sobre el sentido de nuestra existencia y el propósito de nuestras acciones se convierten en compañeras inevitables.
Así, el viaje de la vida, a menudo, implica regresar a nosotros mismos. En este camino, la soledad, el fracaso o incluso el amor se convierten, más que en obstáculos, en lo que nos empuja a crecer y a redefinir quiénes somos. La búsqueda de significado, ya sea a través de la conexión con otros, de la espiritualidad o de la superación personal, es lo que convierte este viaje en una experiencia humana, demasiado humana, como diría Nietzsche, y única.
En torno a estas ideas, y a muchas otras, orbita la excelente novela El último cielo, una obra de la autora Elena Medicis, recientemente publicada por la editorial Círculo Rojo.
La historia se centra en dos personajes. Por un lado, Antara, un alma libre y joven, que siente una inquietud que lo impulsa a abandonar su reino celestial, donde la pureza y la transparencia son la norma. Aunque ama la libertad y la tranquilidad de su hogar, su corazón late con una fuerza especial que lo lleva a explorar más allá de los límites conocidos, iniciando así un viaje a través de los siete cielos.
Por otro lado, en la Tierra, encontramos a Nora, una escritora de 45 años con un éxito modesto, que ha experimentado el fracaso y la soledad. Tras divorciarse, se refugia en la mágica ciudad de Donostia, donde lleva una vida libre y sin ataduras. Sin embargo, durante sus paseos por la ciudad, comienza a percibir una especie de latido especial, como si una fuerza en otra dimensión la llamara.
La narración, tras presentar a ambos personajes, se centra en el viaje de Antara y en la evolución de Nora, quien, cada vez más convencida de que su alma gemela la está buscando, despierta la preocupación de sus allegados, que consideran que ha perdido el juicio. Sin duda, sus caminos están destinados a cruzarse… o no.
Hasta aquí puedo leer. Por supuesto, si quieren saber más, tendrán que hacerse con un ejemplar de El último cielo, la extraordinaria, filosófica y emocionante novela breve de Elena Medicis. Sin embargo, sí me gustaría compartir algunas reflexiones que me suscitó esta obra y que, espero, pueden servir de acicate a los potenciales lectores.
Desde una perspectiva puramente literaria, la autora emplea un lenguaje poético y evocador, con descripciones detalladas que sumergen al lector en un mundo lleno de magia y espiritualidad, en el caso del viaje de Antara, o de emoción y sensibilidad, en el caso de Nora. Los personajes no solo están perfectamente construidos, sino que resultan creíbles, pese a que la obra pertenece al género de la fantasía. Además, encarnan emociones y experiencias universales, lo que facilita que los lectores se identifiquen con sus historias y reflexionen sobre sus propias vidas.
Por otro lado, la obra invita a meditar sobre temas profundamente interesantes. Por ejemplo, muestra cómo el amor puede superar las barreras físicas y espirituales. Esto se evidencia en el viaje de Antara a través de los siete cielos, donde se enfrenta a retos que ponen a prueba su fortaleza emocional y espiritual, y en la vida de Nora, cuyo amor imaginado, o no, la impulsa a seguir escribiendo y a buscar una conexión con su alma gemela. Así, la novela es una celebración del amor en todas sus formas, aunque también plantea al lector preguntas como: ¿qué significa realmente amar?
Asimismo, El último cielo aborda ideas relacionadas con el crecimiento personal y la gestión de las emociones, como la necesidad de enfrentar los miedos, aceptar la soledad o el fracaso, y valorar la espiritualidad y la fe en las circunstancias más oscuras.
Finalmente, la obra destaca la importancia de soñar y de abrirse a nuevas formas de experimentar la realidad, un tema que se ejemplifica claramente en Nora, quien, como escritora, encarna el poder transformador de la imaginación.
En definitiva, El último cielo es, volviendo al inicio de este texto, un excelente viaje reflexivo y emocional, construido, precisamente, a partir de los viajes de sus dos protagonistas, los inolvidables Antara y Nora. Les recomiendo encarecidamente que hagan lo posible por conocerlos.