Por Óscar Peñalver
Si os hablo de un hombre acusado de matar, violar, mutilar y destripar en ocasiones a una numerosa cantidad de mujeres, algunas de ellas prostitutas, en la segunda mitad del siglo XIX, muchos pensaréis en la brumosa Londres y en Jack el Destripador. Pero este libro no habla de Jack.
Juan Díaz de Garayo Ruiz de Argandoña nació en Álava y murió por garrote vil en Vitoria en 1881, habiendo cometido sus crímenes entre 1870 y 1879. Años antes que el famoso Jack. Fue conocido con el sobrenombre del Sacamantecas de Vitoria.
Los sacamantecas u hombres del saco han pasado a la imaginería popular como una forma de asustar a los niños pequeños, pero fueron personajes reales. Reales y macabros. En aquella época existía la creencia de que la sangre y la grasa (o los untos) de niños pequeños podrían curar ciertas enfermedades, como la tuberculosis. Personas sin escrúpulos pagaban por estos “tratamientos” y gentes con menos escrúpulos todavía asesinaban niños para conseguir estas “materias primas” para los tratamientos. No parece ser el caso de nuestro protagonista, pero el apodo le fue dado por sus coetáneos.
Pero centrándonos en el personaje, esta novela nos ofrece un interesante duelo entre Garayo y el doctor José María Esquerdo, reputado psiquiatra de la época (y famoso ahora por dar nombre a una conocida calle de Madrid). Esquerdo está convencido de que los crímenes que ha protagonizado Garayo sólo se pueden deber a que el acusado tiene sus facultades mentales perturbadas, y trata de conmutar la pena de muerte por una reclusión en un centro psiquiátrico para su estudio, lo que permitiría entender cómo puede funcionar el cerebro de una persona así y poder prevenir futuros crímenes. Para ello acude diariamente a la prisión donde está recluido Garayo para, junto con otro colega psiquiatra, entrevistarse con él y dilucidar si esa enajenación mental es real o no. En estas entrevistas, Garayo nos va desgranando su vida, cómo y por qué cometió esos asesinatos (con algunas descripciones muy detalladas, duras pero necesarias para entender al personaje y sus motivaciones) y conocemos lo que describe como “truenos en la cabeza”, una fuerza o ansia que le obliga a cometer sus actos.
En un principio, el Doctor Esquerdo choca con las intenciones de los médicos locales, decididos a ejecutar sin contemplaciones al asesino, considerando que está en pleno uso de sus facultades mentales. Al principio todo serán trabas para el trabajo del doctor, que poco a poco conseguirá ganarse la confianza del preso y ser partícipe de su historia.
A la vez que Juan Díaz de Garayo nos narra su historia y sus crímenes, el autor nos describe la dura vida del pueblo en aquella época, contrastando con la acomodada vida de los doctores y los próceres de la sociedad. Una vida dura y llena de trabajo la del pueblo llano, repleta de largas jornadas laborales por sueldos míseros, casas humildísimas, suciedad, enfermedades y muertes prematuras.
También es interesante la descripción de las condiciones, muchas veces infrahumanas, de los sanatorios mentales de la época, muchas veces más cárceles que sanatorios, donde los familiares de los enfermos (o supuestos enfermos) los recluían para librarse de ellos. Ese es otro asunto en el que destacó nuestro protagonista, el Doctor Esquerdo, ya que trataba a los enfermos de una manera más humanitaria, sin camisas de fuerza, grilletes o palizas propinadas por el personal del hospital.
Y también me ha gustado mucho una pequeña parte del libro en el que José María Izquierdo habla con el verdugo encargado de la ejecución de Garayo. Muy interesante diálogo en el que el verdugo, con total naturalidad y normalidad en lo que es su trabajo, describe cómo realiza las ejecuciones, incluso contándole al doctor una pequeña historia del garrote vil y una “mejora” que ha realizado al aparato para que el reo sufra menos al ser ejecutado.
Una novela, en definitiva, muy entretenida, que se lee con una gran fluidez gracias a los numerosos diálogos entre Ruiz de Garayo y los doctores, la parte más importante de la novela, algo similar a lo que se ha visto en recientes series de televisión, en los que analistas del FBI hablan con asesinos para conocer y tratar de entender sus motivaciones y el por qué de su comportamiento.
Una novela muy entretenida y muy recomendable para los amantes tanto de la criminología y los asesinos en serie españoles, como incluso para los amantes de la novela histórica por la buena ambientación de la época.