Existe un prejuicio muy arraigado en el subconsciente de muchos críticos literarios, especialmente los de mayor edad, que lleva a considerar que las obras de fantasía, terror o ciencia ficción, al ser obras «populares» —en el mal sentido de la palabra, mal sentido que solo estos prejuiciosos ven—, no tienen calidad literaria. Esos géneros, como también pasaba con el tan de moda —y premiado— género policiaco, eran vistos como algo naif, de escritores aficionados, dirigido a un público poco exigente que no daba para más. Por fortuna, esto ha ido cambiando, y hoy en día nadie duda de la calidad literaria de Julio Verne, Tolkien, Agatha Christie o Issac Asimov, pese a que en su momento todos fueron criticados por esas élites decadentes. Cada año aparecen multitud de obras de estos géneros que gozan de gran éxito popular y del apoyo de la crítica —especializada o no—, y una de ellas, sin la más mínima duda, es esta que pretendo reseñar a continuación: Salem, una entretenida y adictiva novela de brujería de la autora Paula Nadal, recientemente publicada por la editorial Círculo Rojo.
La protagonista, que cuenta su historia en primera persona, es Clara, una joven universitaria de un pueblo cercano a Boston, Massachussets, aunque procedente de España: llegó a Estados Unidos junto a su madre, Mary, que sí era estadounidense, cuando tenía solo cuatro años, tras desaparecer por completo su padre. No tienen familia allí, excepto una íntima amiga de su madre, Tía Chris, a la que consideran familia.
Pues bien, un buen día, su madre le comenta que han heredado una antigua casa familiar tras la muerte de una tía lejana en la famosa localidad de Salem, donde nació y se crio su madre, y que van a mudarse a esta en breve. Por otro lado, desde un tiempo antes Clara estaba teniendo unos sueños muy extraños e inquietantes, y alguna perturbadora experiencia… Como que estallen los cristales de una tienda en un momento de ira tras ver a un extraño personaje o la percepción de presencias y sombras que no podía identificar. Esto le lleva a pensar, pese a su escepticismo, que quizás aquello guardaba relación con las antiguas historia de brujas de aquella localidad o, incluso, con ella misma…
Los acontecimientos se precipitan cuando comienza a encontrar indicios de que, en efecto, ha habido brujas en Salem después de los luctuosos acontecimientos de 1692, y que, de alguna manera, ella tiene algún tipo de relación con esto… Hasta que finalmente descubre que tanto ella como su madre pertenecen a una antigua estirpe de brujas que…
Y hasta aquí puedo leer. Como comprenderán, no puedo desvelar más que lo estrictamente necesario. Si quieren saber cómo continúa esta fascinante trama, tendrán que hacerse con un ejemplar de Salem. No se arrepentirán.
En primer lugar, merece la pena destacar el lenguaje sencillo, fresco, realista y correcto que Paula utiliza. Además, brilla en la construcción de diálogos, creíbles, sinceros, posibles; en la descripción de los distintos espacios en los que se desarrollan las tramas y en la construcción de los personajes, nada maniqueos, complejos, con muchas aristas, poliédricos y con una evolución particular a lo largo de la obra, especialmente, como es lógico, la protagonista, Clara.
Todo esto contribuye a algo esencial en una novela de este género: la creación de un clímax que va in crescendo conforme se va desarrollando la historia y vamos recibiendo información, a cuentagotas, de la inquietante trama que esconde el pasado familiar de Clara. Paula Nadal consigue de este modo arrastrar al lector a que devore sin pausa las páginas de su novela. Esto, que a priori puede parecer fácil para todo aquel que nunca lo haya intentado, ni de lejos lo es. Sorprende esa capacidad en una escritora que publica su segunda novela.
Además, la obra refleja el arduo trabajo de investigación que, sin duda, tuvo que realizar la autora para construir las historias del pasado del antiguo Salem.
Paula Nadal, por otro lado, nos ofrece varias enseñanzas interesantes; por ejemplo, la importancia de afrontar los cambios sorprendentes y los giros del destino que de vez en cuando tienen lugar en nuestras vidas —su historia es un buen ejemplo—, o lo necesario que es enfrentarse a las adversidades sin miedo y con fortaleza.
Pero también hay que mencionar la reivindicación que lanza en torno a las antiguas mujeres que trabajaban con productos naturales y que fueron condenadas por brujería, tanto en Estados Unidos como en Europa, por culpa del fanatismo religioso, pero también del machismo generalizado y del patriarcado. Afortunadamente, en la actualidad existen muchas obras de investigación en las que se expone con contundencia la verdad de las brujas —y los brujos—, y la terrible persecución que padecieron.
En relación a esto, también expone una crítica hacia el mercantilismo del terrible pasado histórico de Salem con fines turísticos, algo que, por ejemplo, sucede del mismo modo en Zugarramurdi, Navarra, salvando las distancias, claro.
En definitiva, una obra muy recomendable, entretenida, trepidante, muy cinematográfica en su estructura, que hará las delicias tanto de los amantes del género como de cualquier lector que esté dispuesto a pasar un buen rato leyendo una buena historia.
Enhorabuena.