No hace mucho, durante una tertulia literaria en la que solemos reunirnos escritores, pensadores, críticos y demás gentes de mal vivir, surgió un tema de conversación que giraba en torno a cómo deben los autores noveles darse a conocer para que se compren y se lean sus obras. Uno de los allí presentes, autor de algunas exitosas obras, comentó algo que, al parecer, le había dicho su editora —de un importante sello catalán—, y que, en resumidas cuentas, se podría resumir como: «Lo principal es hacer de ti mismo una marca». Aquello me dejó pensativo, más que nada porque por aquella época andaba leyendo este libro, The revolution of brands, una importante y muy personal propuesta literaria del autor y creativo —entre otras muchas cosas— Fabricio Mancebo, publicada recientemente por la editorial Círculo Rojo. De hecho, en paralelo a la lectura de esta obra, constantemente, fui encontrando algunas interesantes conexiones con aquella idea que había comentado mi amigo escritor. Cuando lo terminé, lo tenía claro. Hoy en día, parte del trabajo de un escritor consiste en crear una marca personal que resulte atractiva a sus potenciales lectores.
Sea como fuere, The revolution of brands, además de tener mucho de autobiográfico, ya que el autor rememora y comenta su desarrollo profesional a lo largo de las últimas décadas, es una monumental monografía, aunque breve y concisa, sobre la importancia de las marcas en el mundo empresarial en este mundo 2.0 —o 3.0— que estamos viviendo, determinado por el desarrollo exponencial de las nuevas tecnologías como la inteligencia artificial, los ecosistemas blockchain o los multiversos digitales. El mundo está cambiando a pasos agigantados, y claro, este apabullante cambio implica que las formas de interrelación entre las marcas y las personas también están modificándose. De ahí una de sus principales apuestas: la figura del director de marca global, encargado de interconectar de una forma multidisciplinar casi todas las áreas de una empresa, desde recursos humanos al marketing. De ahí también la importancia que el autor le da a la coherencia, tanto en el tema de las marcas y las empresas como en la esfera individual.
No en vano, su autor sabe de lo que habla, no solo porque es licenciado en publicidad y relaciones públicas, sino porque se ha especializado en marketing y en gestión de marcas, trabajando con importantísimas empresas y desarrollando, además, una amplia actividad divulgativa y didáctica —su currículum es realmente apabullante—. Pero, ante todo, es un creativo. Aunque su forma de ver la creatividad puede divergir de lo que creíamos. Para él, la creatividad no es un don dado, sino una capacidad de que se puede adquirir con trabajo y dedicación y que no está del todo ligada a la inteligencia.
De hecho, esta propuesta la ha llevado a la práctica con éxito en diversos estudios sobre las capacidades de las personas con diversidad funcional para desarrollar el pensamiento creativo —algo totalmente novedoso y de lo más interesante—. Imaginen lo que supone esto, no solo a nivel social, al liberar a estas personas de algunos terribles estigmas, sino a nivel personal, tanto para ellos como para el propio autor, que, según él mismo narra, cambió su forma de ver al otro y pasó a valorar lo realmente importante en la vida a partir de estas experiencias. Así, la idea clave es «todos somos creativos».
Ojo, en The revolution of brands, además, podrán encontrar otras ideas sumamente interesantes y que le dan un valor añadido a la obra. No es mi intención desvelar demasiado sobre el contenido de esta, pero su concepción sobre la relación entre la mecánica cuántica y el funcionamiento del cerebro es tan interesante como reveladora, o sus comentarios sobre la inteligencia artificial, el internet de las cosas o el estudio de las potencialidades y el futuro; o sobre la incertidumbre creada a partir de la pandemia de la covid-19, o su apuesta por el Small Data, esos pequeños datos personales y cercanos que no son tan fáciles de captar y aprehender como los Big Data con las que se trabaja de forma masiva y que permiten conocer mejor a las personas. O sus reflexiones sobre la importancia del desarrollo sostenible y la lucha contra el cambio climático y la destrucción de los ecosistemas naturales.
En resumidas cuentas, The revolution of brands es una obra visionaria, en el sentido de que muestra una acertada lectura de nuestra realidad presente y futura; reflexiva, ya que tiene mucho de filosófico y de trascendental, aunque a primera vista no lo parezca; creativa, tanto por su interesante diseño como por su apuesta por la creatividad como un universal al que todos podemos acceder mediante una correcta preparación; y muy inspiradora, ya que los lectores podrán encontrar numerosas ideas que podrán aplicar tanto a su vida profesional como a su vida privada, lo que, de alguna manera, termina acercando la obra al género del crecimiento personal.
Más que recomendable.