De un tiempo a esta parte algo ha cambiado en el mundo de la crítica literaria, posiblemente debido a que se ha producido un cambio generacional que ha hecho que se renueven las perspectivas y las ideas. Me refiero a cómo se solían apreciar por parte de los críticos las obras correspondientes a lo que se conoce como «literatura de género», un término que de por sí insinuaba una cierta desestimación y que abarcaba desde la ciencia ficción hasta el terror, pasando por la fantasía épica. Estos géneros, en un momento, fueron considerados como formas de entretenimiento popular de baja calidad, dirigidas al gran público y menospreciadas por aquellos que se autoproclamaban guardianes del buen gusto literario. Afortunadamente, este panorama comenzó a cambiar hace décadas.
Esto es especialmente relevante si nos centramos en la fantasía épica. Parece increíble, visto de la actualidad, pero la obra de J. R. R. Tolkien, C. S. Lewis o George R. R. Martin era vista hace no hace mucho como algo para literatura popular sin calidad, como algo para niños.
Pero sí, esto ha cambiado, y hoy, los nuevos críticos, que se criaron leyendo estas obras, lo ven de una forma totalmente distinta y aceptan con entusiasmo las nuevas propuestas que surgen desde este maravilloso y excitante género, en parte porque no paran de aparecer nuevas novelas que lo hacen cada vez más grande.
Es el caso de la que nos ocupa hoy, Un soplo de esperanza, la primera entrega de la Saga de los Salvajes, ideado por el joven autor zaragozano Jorge Figuero Cuellar, recientemente publicada por la editorial Círculo Rojo.
La narrativa de esta obra nos transporta a un mundo que emerge después de la Gran Guerra de los Dioses, en las Tierras Salvajes, una región sin gobierno, donde monstruos y bestias campan a sus anchas. Un grupo de humanos se encuentra en medio de un ataque de goblins en el pantano de Vielha. A pesar de luchar valientemente, son superados, pero terminan siendo salvados por tres enmascarados misteriosos que luchan con gran habilidad: Dante, el líder, un humano; Sköll, un orco de piel verde amarronada experto en combate; y el gemelo de este, Hati. Después del combate, un mercader llamado Daniel se acerca a los enmascarados para agradecerles por salvarlos y para pedirles ayuda para regresar a casa, ya que necesitan atravesar un territorio peligroso. Dante recomienda contratar aventureros de un rango más alto para futuros viajes, ya que, además, tienen un misión que cumplir.
El trío de enmascarados se dirige a la ciudad de Guadales, donde se reúnen con una mujer llamada Violeta y un elfo llamado Fingolfin. Discuten sus planes para rescatar a unas chicas que están siendo retenidas en un almacén por unos secuestradores; esa era su misión. Dante, Violeta y Fingolfin planean el rescate, mientras Sköll y Hati, los dos orcos, se encargan de conseguir suministros.
Y lo consiguen… Algunas de las chicas son súcubos, capaces de cambiar de forma, y revelan su verdadera apariencia a Dante. Las lidera una tal Helga.
La historia también nos muestra la relación romántica entre Dante y Lya, quienes forman una pareja estable y cariñosa.
Pero claro, todo se complica…
Y hasta aquí puedo leer. Si quieren saber más, tendrán que hacerse con un ejemplar de este breve pero trepidante novela. Solo les puedo comentar que la historia, trepidante y complicada en ocasiones, conduce a un alucinante final que deja un montón de sendas abiertas para la trama continúe —esto, por supuesto, no es un spoiler, ya que el propio subtítulo del libro deja claro que la historia no termina aquí.
A lo largo de sus ocho capítulos, el autor teje una trama rica y compleja, explorando temas como la amistad, el liderazgo, la justicia e, incluso, las relaciones interraciales en un mundo de fantasía.
Destaca la habilidad del autor para crear un mundo vívidamente imaginado, donde los contextos se describen con detalle, generando una atmósfera inmersiva que conduce a que el lector no pueda parar de leer. A ello contribuye el diseño de personajes, creíbles, complejos, poliédricos, con un mundo interior bien trabajado y con una evolución latente a lo largo de la novela. El autor se preocupa desde un primer momento por hacernos ver qué piensan y sienten, por mostrar sus conflictos internos y sus contradicciones; de ese modo, no solo les entendemos mejor, sino que comprendemos por qué hacen lo que hacen.
El texto, en definitiva, se inscribe a la perfección dentro de los patrones del género de fantasía épica al incorporar elementos clásicos, como la lucha entre el bien y el mal, la formación de alianzas diversas y el ascenso de un líder valiente, Dante. La presencia de criaturas fantásticas y la exploración de mundos inventados evocan otros elementos fundamentales del género y, claro, recuerdan a los grandes arquetipos instalados en la conciencia colectiva.
En resumidas cuentas: una grata sorpresa, una hermosa aventura, un protagonista memorable (Dante, pero también Lya, Sköll y Hati), un mundo maravilloso y una novela absolutamente recomendable. Habrá que estar atentos a la continuación.