La principal diferencia entre las novelas históricas y las obras de no ficción históricas es que, aunque los autores de ambos géneros deben llevar a cabo una profusa labor de investigación para construir sus narrativas, los primeros, aunque toman como punto de partida un contexto o unos personajes reales, no pretenden representar el pasado con exactitud ni sentar cátedra; mientras que los historiadores tienen la clara y explícita intención de construir una representación adecuada, precisa y lo más exacta posible de una realidad que fue y ya no es. Claro, esta convencional frontera no siempre es precisa. Depende del autor. Algunos novelistas construyen sus ficciones con un pasmoso grado de apego a la historia (véase, por ejemplo, una de mis obras favoritas, El nombre de la rosa, del simpar Umberto Eco), mientras que otros solo utilizan un contexto determinado para situar una trama ficticia que bien podría haber estado ambientada en otra época. Este es el caso de la novela que nos ocupa, Huida a Roma, una fantástica ficción histórica, con mucho de acción e importantes toques de romanticismo, escrita por el autor Manuel Paz Sacaluga y recientemente publicada por la editorial Círculo Rojo.
La novela cuenta la historia de Tais, una joven adolescente de catorce años que decide huir de su casa por culpa de su despótico padre, el patricio Máximo Cayo Séptimo. No era la primera vez que lo intentaba, pero en esta ocasión estaba dispuesta a hacer lo posible para llegar hasta Roma; en parte porque tenía que cumplir una promesa que le había hecho en el lecho de muerte a su hermano, fallecido unos meses antes. Debía entregarle un colgante, que había pertenecido a su madre, a Sabina, una esclava de la que se había enamorado su hermano.
Tais, en su camino hacia Roma, se enfrentará a mil vicisitudes y tribulaciones, siempre esquivando a su padre, que sale en su búsqueda desde el principio, y conociendo a varios personajes que le ayudarán en su viaje, y a otros que, al contrario, intentarán detenerla.
Y hasta aquí puedo leer. No es mi intención desvelar en exceso la trama de esta trepidante novela, aunque sí que me gustaría comentar algunas ideas interesantes, aun a riesgo de hacer algún spoiler.
En primer lugar, aunque se trata de una trama de ficción, está inserta en un contexto histórico real. Es en esta mezcla trabajada, seria y rigurosa de episodios históricos reales y ficción donde más y mejor brilla la ágil pluma de Manuel Paz Sacaluga, quien, sin duda, ha tenido que desarrollar un arduo trabajo de investigación histórica para que Huida a Roma resultara lo más fiel posible.
Por otro lado, el autor desarrolla una prosa correcta y realista, y un amplio y rico vocabulario. Además, los personajes, como no podía ser menos, están construidos de forma prodigiosa. Y, lo que es más importante, van evolucionado y complejizándose conforme las tramas van avanzando. Huida a Roma es una clásica novela de personajes, y, siguiendo los cánones del género, estos están llenos de claroscuros, conflictos interiores y complejidades, con la precisa intención de que el lector vaya empatizando de forma paulatina con ellos y consiga comprender sus pensamientos, sus intenciones y sus motivaciones. Así, aparte de la omnipresente protagonista, Tais, merece la pena destacar al villano de turno, Draba, un esclavo de su padre, perfectamente diseñado; y, sobre todo, a un secundario extraordinario: Taliesin, Tali, un misterioso personaje del que me encantaría hablar y comentar algunas cosas pero… no puedo.
Pero también es una novela de espacios y de tiempos. Así, del mismo modo que el autor construye a sus personajes con la fina y metódica precisión de un cirujano literario, los enmarca en un contexto determinado que, como es lógico, influye tanto en la historia como en los propios protagonistas.
Además, el autor consigue que nada sea previsible en esta novela y sorprende continuamente al lector, llevándole, como a sus protagonistas, por derroteros no imaginados. Eso, como es lógico, provoca que el lector, una vez que la novela hace el siempre necesario click, no pueda parar de leer hasta conocer cómo termina esta fascinante y compleja aventura —lástima que no termine de terminar, ya que la obra queda abierta para posibles continuaciones…
Por último, uno de los aspectos más interesantes, que además ofrece un valor añadido a la novela, es la inserción de varios personajes reales con los que interactúan los protagonistas, como el filósofo griego Epícteto (55-135 d. C.), que vivió parte de su vida como esclavo en Roma y que fue uno de los principales miembros de la escuela estoica; o a un tal Petrus, un ciudadano de Judea, que en realidad es Simón Pedro, el apóstol que negó tres veces a Jesús —en la novela lo vuelve a hacer— y que, según la tradición, fue el primer obispo de Roma y, por lo tanto, el primer papa. Además, hay una curiosa referencia al gran poeta romano Ovidio (43 a. C.-17 d. C.), autor de dos de las obras más importantes de la literatura romana, El arte de amar y Las metamorfosis.
En resumidas cuentas, Huida a Roma es una entretenidísima novela, habitada por un buen número de personajes memorables y excelentemente ambientada, que no solo encantará a los aficionados a las narrativas históricas, sino también a los lectores en general. Más que recomendable.