Ya lo dice el refranero, fuente de filosofía popular: «Lo bueno, si breve, dos veces bueno». Está máxima se puede aplicar a casi todo, y se agradece especialmente en literatura. No hay nada peor que esos libros inflados a los que se les podría quitar la mitad de sus páginas y seguiría diciendo lo mismo. Como cuando un alumno se enfrenta a una pregunta complicada en un examen, a una pregunta cuya respuesta conoce pero no lo suficientemente bien, y engorda lo que escribe para que parezca que sabe más de lo que sabe.
Pero ojo, no es fácil sintetizar en literatura. La tendencia natural de un escritor le lleva a escribir siempre más de la cuenta, y muchos, poseídos por su ego, son incapaces de meter tijera a sus siempre maravillosos textos. Parece que prima eso de «burro grande, ande o no ande». Y repito, no es fácil.
«He hecho esta carta más larga de lo usual porque no tengo tiempo para hacer una más corta», dijo en cierta ocasión el grandísimo pensador francés Blaise Pascal al respecto de esto que les comento.
Pero, si en literatura es digna a agradecer la brevedad, en filosofía lo es aún más. O debería serlo. De hecho, existen varias modalidades de sentencias filosóficas breves, como el aforismo, una oración que pretende expresar una idea de manera concisa, lógica y definitiva, y sus primos hermanos los apotegmas (lo mismo, pero dicho por un famoso) o las máximas (que tienen un contenido eminentemente moral). Nosotros, los íberos, tenemos nuestra propia modalidad, un género creado por el vanguardista Ramón Gómez de la Serna que recibe el nombre de greguería.
Dicho esto, este libro del que quiero hablarles, Consideraciones, escrito por Maribel Genzor y publicado recientemente por la Editorial Círculo Rojo, está compuesto por una ingente cantidad de greguerías y de aforismos, pequeñas capsulas de sabiduría, pequeñas consideraciones, que cobijan y custodian en su interior pensamientos tan poderosos como necesarios. Si me permiten la metáfora, son como pequeños disparos de filosofía que se adentran con fuerza en lo más profundo de la conciencia de los lectores y les llevan a meditar sobre los diferentes temas que esta pensadora nos plantea.
Consideraciones, además, está dividida en cinco bloques temáticos (Origen, Aprendizaje y descubrimiento, Amor y convivencia, Limitaciones y Final), en los que se tratan un sinfín de propuestas reflexivas.
El primer bloque, Origen, contiene numerosas pinceladas sobre uno de los grandes motivos filosóficos: la vida. ¿Qué somos? ¿Quién somos? ¿Para qué estamos aquí? ¿Estamos aquí por algo? ¿Tiene todo esto un objetivo? Un ejemplo: «Ayer nací, pero no me acuerdo. Hoy vivo, pero no me entero. Mañana moriré y solo habré existido. ¿Quiero eso?».
El segundo, Aprendizaje y descubrimiento, está dedicado a cómo vamos labrando y construyendo nuestro camino vital, aprendiendo de los errores y de los aciertos por igual, y aceptando que de todo se aprende. «Si lo que ves no te gusta, solo puedes cambiarte las gafas y, con respeto, hacer traslado de opinión. Si aun así sigue sin gustarte, da media vuelta y aléjate». O «he visto demasiadas veces a la envidia disfrazada de sinceridad y a la inseguridad escondida bajo la prepotencia».
Amor y convivencia, el tercer bloque, gira sobre algo esencial en nosotros los humanos: las relaciones con los demás, con la familia, con los amigos, con las personas a las que queremos y con las personas a las que amamos. ¿Es lo mismo querer que amar? ¿Qué es el amor? «Si no le pides agua al sol, ni a la nube calor, ¿por qué le pides comprensión al que no sabe y amor al que no siente».
El cuarto bloque, Limitaciones, quizás sea uno de los más interesantes. Contiene reflexiones sobre las cadenas que, casi siempre, nos ponemos nosotros mismos y las trampas que nos colocamos en nuestros respectivos caminos. «No vale esconderse tras las justificaciones. Es más potente demostrar los valores».
Por último, la quinta parte, Final, trata sobre el inexorable paso del tiempo y la inevitable pregunta: ¿A dónde vamos? «La vida es tan sabia que te quita las ganas de vivir cuando tienes que morir».
Ya para terminar, merece la pena destacar que en el libro se incluyen páginas en blanco para que el lector pueda escribir en ellas lo que le susciten todas estas greguerías y aforismos, lo que permite una curiosa experiencia, relativamente interactiva, entre la autora y sus lectores.
Más sobre el libro: https://editorialcirculorojo.com/consideraciones/