El miedo es el gran enemigo de la libertad. Nunca podremos ser libres si tenemos miedo a asumir la responsabilidad que supone ser libre. Y solo se puede conseguir esa libertad si nos liberamos de las cadenas que nos impiden ser lo que somos, ser nosotros mismos. Y para ello, cerrando el círculo, hay que vencer al miedo.
Pero, ser nosotros mismos, realizarnos como lo que somos, supone tomar conciencia de que formamos parte de un sistema que, aunque no lo sepamos, aunque nos neguemos a creerlo, intenta guiarnos. Este sistema, el Universo, intenta comunicarse con nosotros para expresarnos que las grandes necesidades básicas que tenemos los humanos, salud, dinero y amor, solo pueden conseguirse mediante el perdón, la compasión y la gratitud.
Sobre esta idea gira, en esencia, la propuesta literaria que ha construido Orlando Molano Díaz, El lenguaje «ESTANTI», una obra publicada recientemente por la Editorial Círculo Rojo.
Pero hay más.
Molano, siguiendo una tradición muy extendida en este tipo de libros, defiende el ya clásico axioma de «creer es crear», planteando que la fe no solo en un arquitecto universal, sino también, y sobre todo, en uno mismo, es esencial para construir. «Es la esencia divina de la creación». Solo así conseguiremos que el Universo nos brinde lo que le pidamos. Pero no es una fe pasiva, sino activa, una fe que pide con humildad al Universo lo que verdaderamente es suyo por derecho divino. Una fe que, mediante nuestra innata felicidad, es capaz de todo.
¿Innata felicidad? Sí, según plantea este autor, ya venimos felices de serie. Solo tenemos que tomar conciencia de que si no lo somos es porque no prestamos atención y vivimos encadenados al miedo y a la codicia. Por lo tanto, parte del trabajo necesario consiste en pensar correctamente y en detectar que parte de los pensamientos que nos conducen al miedo proceden de una parte de nuestro cerebro que no controlamos conscientemente, pero que podemos domar. Nuestro subconsciente, esencia esencial de lo fuimos, de lo que somos y de lo que podemos ser.
Por supuesto, también hay que ejercitar el desapego, dejando al lado nuestro ego y permitiendo que lo que el Universo nos quiere regalar nos llegue de forma correcta. No es fácil, ojo. Como bien explica este autor, estamos cableados y programados por nuestra herencia ancestral, responsable, precisamente, de esos temores inconscientes que nos impiden permitir. Somos, como dijo Jean Paul Sartre, lo que nuestros antepasados fueron. Pero somos algo más. Somos nosotros, aunque fuimos ellos.
Parte del proceso, como ya adelanté anteriormente, se basa en la gratitud. Solo agradeciendo al Universo por lo que nos da y a nosotros mismos por ser, por simplemente ser —que no es poco—, podremos permitir de verdad que lo positivo llegue hasta nosotros. Y no solo eso. Parte del trabajo de agradecer consiste en tomar conciencia de que estamos bendecidos, de que no caminamos solos, de que formamos parte de algo más grande que nosotros que sin nosotros no es nada.
Solo así, creyendo para crear, estando agradecidos y tomando conciencia de lo que somos, podremos escuchar al Universo.
¿Escuchar al Universo? ¿Cómo se hace eso? Orlando Molano Díaz lo explica a la perfección en esta obra: se consigue gracias a la meditación. «Cuando se medita, el cielo habla y el humano escucha». Meditando nos encontramos con nosotros mismos y, al hacerlo, nos encontramos con el Universo, que no solo está ahí fuera, sino también aquí dentro. Ya lo dijo el gran Antonio Machado: «Quién habla solo espera hablar a Dios un día».
Pero, ¿en qué idioma habla el Universo? ¿Cómo nos comunicamos con él? Así es como entra en acción la propuesta que da título a esta obra, El lenguaje «ESTANTI». Molano plantea que las palabras y las frases tienen una esencia vibratoria que repercute en nosotros y en nuestra comunicación con el Universo. Y para ello propone como necesario crear algunas nuevas palabras que reemplacen en nuestro inconsciente a algunos conceptos y vocablos caducos y errados. «Creo firmemente que el problema radica en no tener el suficiente vocabulario positivo para definir las cosas, situaciones o circunstancias y no siempre tenerlas que definir con su propia negación». Así, Molano propone, por ejemplo, palabras como atoísmo, que sería lo contrario de egoísmo; fersistencia, lo opuesto a persistencia sin fe; o piedo, antónimo inventado de miedo.
Sin duda, esta es la parte más novedosa e interesante de este libro y la que, sin duda, merece la pena estudiar en profundidad, ya que el autor elabora un detallado desglose de esta serie de neologismos más que interesantes.
En definitiva, se trata de una obra valiente e inspirada que puede ayudar a guiarnos y a conducirnos de forma correcta por este valle de lágrimas que es la vida, para que deje de serlo y sea lo que debe ser. Un canto a la creación.