Este autor leones refleja su crecimiento como meditador a través de ciento un poemas, que seguro resonarán en todos los lectores que tengan inquietudes espirituales.
CÍRCULO ROJO. – ‘Ciento una fisuras del silencio. Versos de un principiante en el zen’ no es una obra cualquiera. Ricardo plasma con descarnado y meticuloso lirismo su recorrido por la senda del zen, siempre entrelazada con su vida cotidiana. El principal propósito de este libro es recordar a quienes están en una vía espiritual el porqué de su práctica, así como crear interés por la meditación en aquellos que no la conocen. Se trata de una obra original y distinta, repleta de poemas que sacudirán al lector para crear un silencio interior, buscando así llevarle a un estado más profundo de consciencia. De su viaje personal, el autor confiesa que “Aunque inicialmente la práctica me resultaba ardua, la meditación se acabó convirtiendo en parte esencial de mi día a día, y se ha fortalecido con la asistencia a retiros o sesshines. Puedo afirmar sin duda que las incontables horas de práctica y el contacto con un maestro auténtico dejan una huella en lo más hondo del meditador. Cada día me percibo como una persona más centrada, serena y feliz; se podría decir que gracias a ello me estoy abriendo lentamente a la vida”.
La obra de Ricardo es un concepto novedoso. Invita a su lector a que lo acompañe a disfrutar del silencio en todas sus manifestaciones, o sus “fisuras”; las que en resumidas cuentas conforman los matices de la vida cotidiana. “En este mundo ruidoso e hiper acelerado en el que vivimos no hay nada más fácil que perderse en estímulos, pensamientos y distracciones. El zen va en la dirección contraria, pues no es ni más ni menos que la práctica continuada de la atención, la cual lleva a redescubrir el milagro que supone respirar, vivir y estar inmersos en hechos tan increíbles como el que nuestra tierra gire alrededor de una gran bola de fuego, o tan sencillos como el que los limones se vuelvan amarillos al madurar”, explica.
Publicado en Círculo Rojo Grupo Editorial, el lector se va a encontrar con un libro que requiere ser leído con delicadeza, degustando a pequeños bocados cada singular momento que se le ofrece, como si de una caja de bombones se tratase. “Requiere de un momento de pausa y consideración a los matices que se van abriendo a la luz de la atención justa. Y al igual que en una buena selección de bombones, aquí los hay de todos los sabores; desde el amargo al ácido, pasando por sabores exóticos, suaves o sofisticados. Eso sí, todos comparten la base común (de chocolate), que en este caso consistiría en la atenta visión desde la práctica meditativa”, añade Ricardo.
SINOPSIS
Estos poemas nacen de la paradoja de tener que romper el silencio para poder reconocerlo, y así iniciar su búsqueda consciente. Aunque no pretenden alzarse como valor didáctico, logran hacer las veces de compañeros de viaje y batalla para el meditador comprometido. Sus versos orbitan en torno a todo lo que de mística belleza alberga lo cotidiano, a la vez que manifiestan una honda necesidad de verdad y absoluto. Pese a su optimismo latente, estas fracturas del silencio no le rehúyen la mirada a lo doloroso, lo falso o lo sucio; es más, todo ello es acogido como algo igualmente válido, hermoso y muchas veces necesario para crecer.
Han sido varios años de trabajo los que el autor ha dedicado a la forja de este libro, siempre desarrollándose en paralelo a su práctica diaria en el zen. Más allá de adherirse a criterios estilísticos o formales, todos estos poemas buscan ser espejos honestos de una misma realidad, así como desnudas campanas de llamada al recogimiento. Es sin duda un libro único en su género, enmarcado entre lo místico y lo filosófico, con distintos grados de profundidad que seguro harán vibrar al lector atento.
AUTOR
Ricardo M. García González (León, 1980) es profesor en un centro de idiomas especializado en preparar exámenes oficiales de Cambridge. Estudió Filología Inglesa en su ciudad natal y Magisterio en Salamanca. Su heterogénea formación incluye también la escultura en cerámica, la guitarra o el reiki, disciplina de la que es maestro. Aficionado a la montaña y la fotografía, ha expuesto para la universidad y el Ayto. de León.
Escribe poesía desde la adolescencia y practica meditación desde muy joven. Al alcanzar la treintena, se introdujo formalmente en la vía del zen, gracias a zendo Betania. Pese a ser este su cuarto poemario, es el primero que considera pertinente sacar a la luz.