Así lo asume, María Neila Martín, autora de Círculo Rojo y madre de la trilogía <<Abuelo Tomás>>
En la vida como en la escritura, existen diferentes tipos de personas o escritores, si hablamos de libros. Hay quienes dan vueltas y vueltas antes de lanzarse a por un nuevo reto y otros, que como dirían por ahí, son más de andar e ir viendo qué sucede. María Neila Martín es de las que se arriesga e improvisa por el camino, uno de sus mejores amigos y admirador, la define como una “escritora brújula”, por su valentía e intuición al enfrentarse a las letras. Se define a sí misma como una enamorada de la literatura y, aunque combina su amor por la escritura, con su faceta de cantante de una banda de hard rock y su profesión como asesora de comunicación, ha podido robarle tiempo al tiempo para contarnos algo más sobre ella y su andadura literaria.
Su aventura entre libros, viene de lejos, según nos comenta. En su adolescencia dedicaba su tiempo libre a escribir redacciones y poesías que guardaba para sí, hasta que hace algunos años sus familiares y amigos decidieron animarla a compartir con el mundo su gran talento, “mi primera novela, Abuelo Tomás, nació como una serie de capítulos auto-conclusivos publicados en un blog personal. La intención inicial nunca fue llegar más allá de eso, pero cuando llevaba unos cuantos capítulos, personas cercanas empezaron a animarme a publicarlo como una obra completa. Así fue como terminé de darle forma a aquel primer libro que finalmente se convirtió en una trilogía, y a un personaje que ha llegado a formar parte de mí como si de mi propio abuelo se tratase”, confiesa.
Y es que ese toque personal es precisamente el sello de esta autora. Casi sin pretenderlo, a través de su naturalidad deja una parte de ella misma en todas sus obras y, a pesar de que el tiempo pasa para todos, ha sabido conservar su propia esencia y estilo sin dejar de exigirse más cada día, contando con el apoyo y critica de sus seres queridos. “En mi familia siempre he tenido el apoyo necesario para sacar adelante mis proyectos, ¡soy muy afortunada! Mis padres, mis hermanos y mi pareja han leído y releído mis textos, me han dado consejos y me han acompañado a cada paso. Además tengo una lectora beta excepcional, Mireia Díaz, gran amiga con un ojo clínico para encontrar erratas donde nadie antes las había visto”.
Su consejo para todos aquellos que no encuentren la motivación para lanzarse a escribir es que sigan andado sin temor, ya que como ella misma dice: “el miedo no lleva a ningún lado, sin embargo la pasión mueve montañas. Escribir es compartir, no competir. Y en la vida todo es cuestión de práctica. A caminar se aprende paso a paso, cayéndote y levantándote, mejorando a cada momento. Si no te das la oportunidad de intentarlo ¡nunca sabrás hasta dónde puedes llegar! El éxito está sobrevalorado, lo que siempre te acompañará es la ilusión”, sentencia.