CÍRCULO ROJO.- Soraya García lleva escribiendo toda la vida, sin embargo, ‘A tu cachito de infierno’ es su primer poemario, del que ella misma destaca, “el hecho de que el lector pueda abordar cada poema de forma independiente, sin obligación de seguir un orden. Si un día te invade la melancolía, es probable que te apetezca leer poemas mortuorios o quizás, al contrario, de amor. Quiero que el público se acerque a mi lírica por necesidad o deseo. Y si se siente identificado, habré cumplido mi cometido”.
Publicada en Círculo Rojo, Grupo Editorial, el lector va a encontrar, según las palabras de la autora, “de todo: muerte, amor, desamor, sexo y sentido del humor. Me apremia escribir sobre algo que me motive. Cuando he estado deprimida me he recreado imaginando mi propia muerte o la de los demás, aunque suene políticamente incorrecto. Mi ama falleció de cáncer, y desde el hospital escribí unas poesías sobre ese dolor inmenso. También he cantado al desamor y me he resarcido de exnovios, tal y como recito en “El muy imbécil”. He declamado a la menopausia, al igual que lo hice a la menstruación. Incluso he concebido poemas en la camilla de un hospital antes de una colonoscopia. Todo es susceptible de poetizarse. También el amor y el sexo, aunque la alegría me provoca menos plasmarla, me basta con disfrutar”.
Se trata de un poemario inspirado en la propia vida de la autora y dirigido a un público joven, rebelde o artista. “Mi poesía no habla de hojas mecidas por el viento, ni riachuelos ni campanillas. Son poemas crudos, desde las vísceras, sin tapujos. Como una oda a la libertad de expresión, una urgencia de pronunciar lo tabú”, sentencia.
SINOPSIS
Poemario escrito a lo largo de diez años. Comenzó una nueva vida, a tan sólo 100 kilómetros de su pueblo natal, pero lo suficientemente lejos como para necesitar escribir la soledad. Nunca se ha puesto delante de un folio en blanco con la intención de forzar la poesía. Más bien al revés, los versos han sido la canalización de sus emociones. Surgen como necesidad. Se han gestado en noches de insomnio o en mediodías de cafetería perdida en sus pensamientos. La mayoría de las estrofas, movidas por sentimientos viscerales: mortuorios, desamor, amor, sexo e inclasificados. Cuando le han censurado una pintura de autorretrato de desnudo, cuando ha sufrido de desamor o de abandono. Todo es susceptible de poetizarse. En los poemas «mortuorios» fantasea con su propia muerte. En el desamor, declama contra exnovios. En el amor, se recrea en afectos platónicos. El grueso va disminuyendo hasta «inclasificados», puesto que lo que más le mueve a escribir es el desasosiego. Estando feliz, no necesita plasmarlo, tan solo vive. En este último bloque se incluyen otras poesías atípicas o dispares, tales como una oda a la menstruación, a la menopausia, a su bici robada o incluso a una colonoscopia; todo autobiográfico.
AUTORA
Soraya García es autora de su primer y, tal vez, único poemario publicado. De pequeña escribía diarios en esas agendas cursis con candadito. De adolescente continuó con sus memorias, que nunca publicó, pensando que tenía la más emocionante de las vidas, y no precisamente bonita. Hasta que a partir de 2013 se decantó por la poesía. A diferencia de la pintura, podía escribir estando mal y exorcizar sus demonios. En lugar de coger una escopeta, se alivia con los pinceles y los versos. Arquitecta de formación, trabaja actualmente en la universidad de Bellas Artes del País Vasco. Nacida en Galdakao y residente en San Sebastián, su decisión más difícil fue intentar dedicarse a la pintura. Ha pasado por ingresos hospitalarios en psiquiatría debido a trastornos de la conducta alimentaria. Los TCA fueron síntomas de sucesos peores que no se atreve a narrar en prosa, pero ahora lo airea en A tu cachito de infierno, aunque siempre le dijeran que los trapos sucios se lavan en casa. Soraya se recuperó, regresó de los infiernos para quedarse, como suele decir. Ha intentado matarse muchas veces. Y aunque suene retórico o demasiado poético, el arte la ha salvado de sí misma.