CÍRCULO ROJO.- Como bien advierte Adán Ceada Rodríguez, su libro ‘Tráfico de fruta’, no está basado en hechos reales. “Es corta, pero intensa. Un buen aperitivo para la segunda parte”, explica él mismo.
Publicada en Círculo Rojo, Grupo Editorial, el lector va a encontrar, según las palabras del autor, “una historia de narcos un tanto diferente, que se distancia del típico Pablo Escobar, con personajes que tienen personalidad propia y un toque andaluz”.
SINOPSIS
Esta novela NO está basada en hechos reales. Todos los personajes y escenarios están creados por una mente maravillosa, como es la mía. Sin intención de ofender a ninguna persona física o sector.
El propósito inicial de esta obra fue, al igual que el de muchas personas al comenzar algo, meramente lucrativo. Esto me hizo olvidar el verdadero deseo, el auténtico motivo, el combustible que impulsaba el motor de mi corazón a escribir un libro.
Ese principio tan codicioso (y egocéntrico) solo me trajo bajones en la fase de creación, llegando casi al punto de abandonar. Con mi mente más centrada en «¿gustará?» que en lo verdaderamente importante: ¿por qué empecé a escribir?
Empecé porque flipé tantísimo con el primer libro que leí por gusto que no pude comprender cómo hay tantas personas en esta sociedad reacias a leer solo porque «no me gusta leer». No, perdona que os diga, aún no habéis encontrado ese libro. George Orwell me dio a mí ese libro, ojalá yo pueda dárselo a alguien alguna vez.
Ver un título con mi nombre en mi estantería es la mayor recompensa que jamás podría haber soñado. Gustar o no gustar es indiferente; haber cumplido un sueño significa que todo lo que venga solo puede sumar. Esta novela comenzó de manera equivocada, pero terminó escrita desde el amor. Espero que la disfrutes leyéndola tanto como yo disfruté escribiéndola.
Quería acabar con una cita famosa sobre la importancia de la lectura en la sociedad, pero al final decidí escribirla yo:
«LEE».
AUTOR
Nacido el 27 de julio de 1995 en un barrio humilde de Huelva. Pasó una infancia feliz y callejera. Sus padres, buscando un cambio, decidieron trasladarse a Lucena del Puerto, un pequeño pueblo de la provincia, donde completó su crianza y coincidió con personas que se volverían fundamentales en su vida. Después de finalizar el bachillerato, sin planes de continuar sus estudios debido a la falta de motivación, comenzó a trabajar en un almacén de berries en la localidad. A la temprana edad de 25 años se convirtió en el máximo responsable de dicho almacén, y también en técnico en climatización. Tres años después, con el juego económico y laboral completado, decidió delegar responsabilidades y perseguir un sueño acariciado desde la adolescencia: la escritura.
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