Agogé es un viaje a ninguna parte, cuyo medio de locomoción transita por las más existenciales sendas del pensamiento, la reflexión, la duda, la pasión y el sentimiento. El duro y arduo itinerario que discurre desde la gestación a no se sabe dónde.
Como cualquier largo éxodo, este realiza sus paradas y se recrea en ellas: en el amor y el desamor, en la exaltación de la vida, en la tristeza, en el dolor, en lo mundano y efímero, en la sensación mortal, en el propio final de todo… y más allá. Para ello se vale de un vehículo humano y humanista equipado con los extras de la belleza, la emoción, la crudeza, la contemplación, la interrogación, el halago y la crítica, que examina y cuestiona cada paisaje y estación del recorrido haciéndose un sinfín de
preguntas y cavilaciones, tanto sobre la marcha como en cada alto del camino. Agogé es un descriptivo, precioso, quirúrgico, voraz, descarnado, denunciador y agónico trayecto a través de las vías del hombre como el ente transitorio que es, intimista y a la vez ecuménico, personal y a la vez público, que toma como argumentos para plasmar en su cuaderno de viaje los de la propia existencia, los de la propia vida: el destino desconocido al que viajamos desde su salida en la estación de la inocencia de los primeros años hasta hacer su penúltima parada en la dársena de la muerte. Una atribulada ruta que, por fin, realiza ese último transbordo hacia ninguna parte. Tizón del Olmo les desea una feliz o infeliz travesía.