Al otro lado del océano narra la historia de un hombre que por pensar diferente, defendiendo valores como: libertad, paz, justicia, progreso, respeto, democracia…, concluida la Guerra Civil, tuvo que huir de España y exiliarse en México, para no ser fusilado o encarcelado, durante el franquismo. En aquel país empezó una nueva vida, una segunda oportunidad colmada de pruebas que, lejos
de embrutecerlo, le hicieron interiormente más fuerte; más sensible, humano, sencillo y amante de los espacios abiertos y de la naturaleza, a la que siempre profesó auténtica veneración, como la que se brinda a esa amante experta, joven, bella y apasionada.
El protagonista de la obra, Julián Fuster, fue un ser humano libre, pacífico, coherente, metódico y juicioso; un hombre consciente de su imperfección, que jamás albergó deseos de ser perfecto. Un hermoso e inteligente anciano, que casi nunca estaba enfermo, porque no sabía lo que era la intemperancia ni las pasiones exacerbadas y que hizo de la necesidad virtud. Admirador de Epícteto,
siempre tuvo presente uno de los principios de su Manual: “Abstente de pasiones, afectos y opiniones”.
Para escribir el presente relato, el autor, Manuel Cebrián, se ha servido de los diarios de Julián y de los datos que le facilitó verbalmente, con todo lujo de detalles: fechas, lugares, hechos, anécdotas… Asimismo, de lo que pudo extraer y deducir, durante su larga y estrecha relación con él.