La transparencia es un ave alicorta alimentada sólo de comida basura, lo que le ha generado obesidad, torpeza y problemas de oxigenación. Ni tiene fuerzas ni parece que se quiere que las tenga. Son los partidos políticos y, en general, el sistema de que nos dotamos en la Transición, los que la han estado alimentando mal, y no siempre de mala fe. Creo.
Los índices de confianza en los políticos actuales están viviendo sus horas más oscuras y bajas: la corrupción está muy bien instalada; hay una absoluta falta de explicaciones convincentes; en demasiadas ruedas de prensa no se admiten preguntas; no se conocen de verdad ni el germen ni la razón de las decisiones que nos afectan…y suma y sigue.
La ultraderecha y el populismo se están empezando a hacer demasiado hueco en la mente de muchas personas de bien, hartas de que les tomen el pelo de la desvergonzada forma en que ahora mismo se está haciendo.
De ahí a los liderazgos visionarios hay pocos pasos, y nuestra memoria no parece lo suficientemente sólida para prevenir sus riesgos a la hora de votar.
Pero hay una salida: hacer de la transparencia verdadera el único modo de estar y hacer en política y, desde ahí, limitar el ejercicio personal de la política a un máximo de 10 años. Este libro propone un recorrido a lomos del Sistema por unas Alas Nuevas para la Transparencia S.A.N.T., un cambio de rumbo hacia la calidad democrática con el fin de llegar a un Nuevo Contrato Social.