El autor nos sumerge en la trama desde las primeras líneas y a lo largo de ella. Al mismo tiempo que se van desarrollando los hechos, nos va ilustrando sobre aspectos que solo una persona como él nos puede proporcionar sobre la investigación de una violación y un homicidio.
Con breves pero certeras pinceladas, todo un panel de personajes, lugares, viajes y escenarios de lo más variado. Página tras página, va dibujando la silueta de unos protagonistas verosímiles: unos autores irresponsables, cobardes y despiadados, unas familias devastadas, unos investigadores pertinaces y concienzudos, y unos secundarios muy bien delimitados.
En todas estas vertientes se vislumbra un rico acervo autobiográfico: de ahí que resulten tan convincentes sus referencias a lugares que han formado y forman parte de su vida y que ha pateado infinidad de veces, como es el caso de La Carolina, Andújar y su querido Priego de Córdoba, ciudad en la que sitúa el núcleo culminante de la novela.