“… Los regidores de un municipio, depositarios de la voluntad popular expresada en las urnas, tienen el deber de mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos mediante la inclusión de nuevos equipamientos y servicios, en un contexto de bienestar local, con el fin de hacer más plena y atrayente la vida en el pueblo. De otra parte, los vecinos, deben asumir el compromiso de colaborar con aquellos en todos los asuntos que exijan su concurso, para que en total complicidad, los logros conseguidos redunden en beneficio de la colectividad. Por tanto, al ser el trabajo municipal labor comunal, ningún regidor debe sentir la tentación de singularizar la realización de obra alguna, porque con ello se menosprecia a la comunidad vecinal, partícipe en la misma en plano distinto de responsabilidad”.