Amar la maternidad y la vida nace para dar visibilidad, sin temor ni falsos mitos, a realidad que viven muchas parejas y para la que nadie está preparado: ese largo camino hacia la ansiada maternidad y la pérdida de un bebé, esos hijos que nunca llegarán a vivir.
La muerte perinatal está rodeada de un silencio absoluto para esos padres que han sufrido una pérdida. En la actualidad, todavía continúa siendo un tema tabú y se actúa como si nada hubiera ocurrido. Se convierte en un dolor tan profundo que solo aquellos que lo experimentan pueden entenderlo. Esos padres se sienten desautorizados para hablarlo porque no ha habido nacimiento, no hay nombre del bebé muchas veces y no quedan recuerdos que puedan avalar su existencia, solo expectativas y esperanzas.
Un dolor que hay que abordar desde la correcta información, un buen acompañamiento, apoyo del entorno, rituales de despedida y atención psicológica si fuera necesario. Para que esos padres puedan llevar un buen duelo, se necesita encontrar personas empáticas que acompañen su dolor respetuosamente y sin juzgar.
Después de un duelo perinatal hay que aprender a vivir y a reconciliarse con la vida, y ante un nuevo embarazo, la espera nunca vuelve a ser igual, siempre con mucho miedo a que ocurra lo mismo.
«Quién mejor que aquel que ha sentido en carne propia una herida, puede curar suavemente la misma en otro.»