Tras poner fin a una relación tormentosa y digerir la muerte temprana de su padre, Ana cree que su interior está sanado y, por ello, decide rehacer su vida en el aspecto material también. Para ello trata de buscar trabajo, pero sin éxito. En medio de esa búsqueda conoce a Aitor, un chico que si bien, a priori, parece tener buenas intenciones, Ana prefiere guardar las distancias para evitar desastres como con sus exparejas maltratadoras. Es, entonces, cuando recibe una llamada para cuidar de Berta, una persona con la misma enfermedad que padeció su padre: tumor cerebral. Ella, consciente de que va a remover sentimientos ocultos y que puede que afecte a su nueva relación, acepta debido a su gran necesidad económica.
Paradójicamente es con una Berta al borde de la muerte con quien conocerá las oportunidades que brinda la vida.