En estas páginas se recogen las voces, las reflexiones y los sentires de María, de Pili y de Paco, enmarcadas en el Madrid de la posguerra.
La Guerra Civil no fue catastrófica para sus vidas: ni sufrieron violencia directa ni tuvieron familiares a los que llorar.
Fue peor la larguísima postguerra. María y Pili tuvieron que esconderse, pese a formar parte de ese grupo de mujeres cuyo único delito fue sobrevivir bajo las bombas enemigas. Pasaron hambre, pese a no faltarles el trabajo. Paco, Pili y María procuraron medir sus palabras para no significarse. La densidad del silencio era insoportable, lo abarcaba todo, incluso los espacios cotidianos. Tenían miedo. Pero nada es capaz de doblegar el latido de la vida, su tesón por resistir, su empeño por abrirse paso ante las encrucijadas, por renacer cada día.
Esa pulsión que nos asemeja a lo más pequeño y a lo más grande del universo, como los destellos intermitentes que pueblan las nebulosas cuando nacen y mueren las estrellas.
Nebulosa Orión