El escrito que se ha llamado Epístola a los Hebreos, tal E como está redactado, sólo está al alcance de los que estudian Sagrada Escritura.
Incluso la historia viene a demostrar lo mal que se ha entendido en la praxis el mensaje central de este escrito. Basta con echar una ojeada a la evolución que ha ido sufriendo el modo de concebir la eucaristía o la de los ministerios
en la Iglesia. Sin embargo, hay en este escrito realidades teológicas cristianas de suma importancia que están más contundentemente expresadas que en ningún otro texto de la Nueva Alianza y que además pertenecen al «núcleo más inspirado» de esta obra; por eso no podemos permitir que se pierda este tesoro en la selva de lo que es explicación rabínica para judeocristianos del siglo I en unas circunstancias personales específicas, que no son las de todos, y, menos aún, en nuestro tiempo.