Arturo, la perla del rey. Género de ciencia ficción fantástica, rompe con la realidad establecida y en los acontecimientos por venir representa de forma sensible la profecía a largo plazo: la aparición de dos estrellas compitiendo en el firmamento, el Sol y Arturo. Tres vectores: el libro sapiencial de Job, en 500 a. C., describe la estrella Arturo, prófuga, renegada, descontrolada y desviada de su trayectoria y cómo Dios, que hizo la luz, es capaz de reprender al sol y logra que su brillo se apague. Demuestra su poder omnisciente. Luego, el mito artúrico, el compendio de textos escritos durante la Edad Media sobre las tradiciones celtas, se centra en el rey Arturo y sus caballeros de la mesa redonda. Arturo, el guardián de la osa. Y, finalmente, el emocionado asombro de un astrónomo cuando descubre que la estrella Arturo se acerca al sistema solar, un acontecimiento apocalíptico.
¿Qué sucedería si un buen día frente a los ojos de la humanidad aparecen dos estrellas? Aristimuño, augur del siglo XXI, constructor de sueños. Sus ensayos así lo definen; siempre ven y van un poco más allá:
El inconsciente genético, cómo el comportamiento humano se modifica cuando los genes despiertan. La felicidad permanente, ¡sí se puede! Es simple jugar póker con el destino. Ciudad mutante, la eterna discusión sobre lo espiritual y lo material; sin duda, consecuencia actual del porqué de las pandemias: estamos a nada de que la era digital se convierta en un virus mental