Aunque silben las balas, te escribiré reúne cuatro relatos sobre la guerra civil (1936-1939), en los que una carta o una nota, tiene especial relevancia en cada una de las historias.
El primero de ellos, El joven que lo dio todo, recoge la frustración de los deportistas que fueron a Barcelona a competir en la olimpiada paralela a la de Berlín, y que no pudieron hacerlo al producirse el alzamiento militar del 18 de julio del año 1936. La trama se centra en aquellos que tomaron las armas y defendieron su ideología frente a los sublevados.
La segunda historia, En el monte de la sangre, nos cuenta cómo un padre se afana con rabia y resolución por conocer la verdadera causa de la muerte de su hijo, caído en combate en el ataque a la cumbre del Saibi.
Solo soy una enfermera, el tercer relato, retrata las vicisitudes de una joven que sana las heridas de un hombre de ideas contrarias a las suyas, y la repercusión que este hecho tiene en su futuro.
Por último, Sabin, maitia es un intercambio epistolar entre un joven gudari recluido en el campo de concentración de Gurs, y su novia, maestra apartada de su trabajo, dedicada ahora a labores campesinas y ganaderas en su caserío de Berango. A través de estas cartas viviremos la crudeza del trato a los soldados presos en Francia y las penurias que tienen que vivir quienes han permanecido en tierra vasca.